¿Hasta cuándo permitiremos que el odio y la islamofobia tengan espacio en nuestras instituciones democráticas? Illa defiende a Driouech tras ataque.
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El pleno del Parlament fue escenario de un preocupante episodio de islamofobia protagonizado por la líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, quien atacó directamente a la diputada de ERC, Najat Driouech, por su uso del hiyab. Orriols acusó a la parlamentaria de “hacer ostentación de la misoginia islámica”, en un discurso que desnudó los prejuicios y la xenofobia latentes en algunos sectores políticos. Este ataque es solo la punta del iceberg de una realidad que muchas personas musulmanas enfrentan día a día.
Una defensa urgente contra la intolerancia
Salvador Illa, president del Govern, no se quedó callado ante este ataque directo. En una clara muestra de empatía y solidaridad, salió en defensa de Driouech, asegurando que la diputada “le da mil vueltas” a Orriols, una respuesta que recibió un sonoro aplauso en el hemiciclo. “La diputada Najat, que no es de mi partido político, no le da diez vueltas, ¡le da mil vueltas a usted!”, declaró Illa con firmeza, reafirmando el valor de Driouech frente a los intentos de menospreciarla por su identidad.
Este episodio es un reflejo del constante racismo y islamofobia que sufren las mujeres musulmanas, especialmente aquellas que deciden ejercer su derecho de llevar el hiyab. En lugar de debatir sobre políticas inclusivas, Orriols utilizó su plataforma para propagar odio y desinformación, atacando a una mujer que ha dedicado su vida a luchar por la igualdad y los derechos de todos.
Najat Driouech, un ejemplo de superación
Driouech, nacida en Marruecos y residente en Catalunya desde los 9 años, es trabajadora social, filóloga y diputada desde 2018. Su historia es la de muchas personas inmigrantes que, pese a los obstáculos, han contribuido a la sociedad catalana con esfuerzo y dedicación. Fue la relatora de la ley de Igualdad de Trato y no Discriminación, y ha luchado incansablemente por los derechos humanos. Es inadmisible que en una sociedad moderna y diversa como la nuestra, todavía haya quien cuestione su derecho a representar a la ciudadanía por llevar el hiyab.
Este ataque no es solo un agravio contra Driouech, sino contra todas las mujeres musulmanas que se enfrentan a la islamofobia en su vida cotidiana. Estos discursos no pueden normalizarse en nuestras instituciones. Es fundamental que, como sociedad, sigamos denunciando la discriminación y defendiendo a quienes, como Driouech, representan el verdadero rostro de la diversidad y la convivencia.
¿Hasta cuándo permitiremos que el odio tenga espacio en nuestra democracia? Comparte tu opinión y lucha por una sociedad más justa.
Fuente: La Vanguardia