Un brutal asesinato en Mocejón ha sido distorsionado por la ultraderecha para propagar desinformación racista y odio contra inmigrantes.
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El asesinato de un niño de 11 años en Mocejón, Toledo, se ha convertido en una herramienta de desinformación racista por parte de la ultraderecha. El crimen ocurrió mientras el menor jugaba al fútbol, y el responsable, un joven de 20 años, confesó su culpabilidad ante la Guardia Civil. Sin embargo, desde el inicio, circulaban en redes sociales especulaciones y descripciones sin confirmar sobre el autor, promoviendo una narrativa xenófoba.
La ultraderecha aprovecha el miedo
Alvise Pérez, líder de Se Acabó La Fiesta (SALF), utilizó el caso para difundir falsedades en su canal de Telegram, insinuando erróneamente que el crimen estaba relacionado con inmigrantes. Sin aportar pruebas, Pérez avivó el miedo al extranjero: “Otro chico apuñalado por cinco menas en Madrid”, escribió, aunque la investigación policial desmintió cualquier relación con menores extranjeros.
Acoso a los defensores de la verdad
Asell Sánchez, portavoz de la familia del niño asesinado y primo de su madre, fue víctima de acoso en redes sociales por rechazar la criminalización de los inmigrantes. Sánchez, conocido por su labor humanitaria en África, fue atacado por los mismos que intentaban vincular el crimen a los migrantes. “Me dicen que tengo las manos manchadas de sangre por tener fotos en África”, lamentó en una entrevista, denunciando la brutalidad de los comentarios.
A pesar de las denuncias, muchos de estos mensajes racistas siguen circulando en redes como X, donde la falta de moderación y el algoritmo amplifican el contenido extremista. Esta situación es agravada por la falta de control en la plataforma, que permite la propagación de odio sin consecuencias inmediatas.
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Fuente: El País