Mujeres mayores en Madrid revitalizan el activismo feminista desde los barrios, uniendo fuerzas por la justicia social.
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En Madrid, un grupo de mujeres mayores ha decidido liderar el activismo desde sus barrios. Se organizan para enfrentar desafíos como la falta de recursos públicos y la gentrificación, demostrando que el activismo no tiene edad. Como expresa Olivia, “si no te implicas en hacer valer tus derechos, no vas a conseguir nada”. Estas mujeres utilizan su experiencia para luchar por un futuro mejor, recuperando espacios públicos y fortaleciendo el tejido social en sus comunidades.
Un activismo cotidiano y constante
Estas activistas se organizan desde el día a día, luchando por servicios públicos y la comunidad. Mayte, quien se ha implicado en la defensa de la sanidad pública, señala: “El desmantelamiento de los servicios públicos nos afecta directamente, empeorando nuestras condiciones de vida”. El activismo no se limita a grandes movilizaciones, sino que también se manifiesta en la vida cotidiana, donde las mujeres lideran iniciativas comunitarias y vecinales que transforman el entorno.
Intergeneracional y feminista
La intergeneracionalidad es clave en este movimiento, donde mujeres de diferentes edades se unen para luchar por sus derechos. Nerea, activista ecologista, afirma: “Es una escuela sobre cómo acompañarnos con el paso del tiempo”. La transmisión de conocimientos y experiencias entre generaciones enriquece el movimiento, fortaleciendo la lucha feminista en los barrios de Madrid.
En estos espacios, las mujeres comparten no solo luchas, sino también cuidados, creando redes de apoyo. Como explica Laura, de la PAH de Usera, “se crean redes de amistad y apoyo que no quieres renunciar porque es tu nueva familia activista”. Estas redes son esenciales para sostener la lucha en el tiempo y enfrentar los retos que la vida les presenta.
Una forma feminista de transformar
Más allá de las reivindicaciones, estas mujeres defienden una forma feminista de estar en las luchas. Nines, activista desde los años 80, concluye: “La capacidad de pensamiento colectivo y de los cuidados es feminista, es nuestro”. Este activismo se basa en la solidaridad y el cuidado mutuo, fundamentales para seguir avanzando en la lucha por la igualdad.
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Fuente: El Salto Diario