Verónica Mas 
Archiv: El Solidario. Toneladas de ropa en un vertedero
El concepto de Fast Fashion fue acuñado por el New York Times en 1989 para definir la forma de producción de la cadena de ropa española Zara. A día de hoy, este tipo de moda se ha hecho pandémica, y es de ley utilizar la palabra pandemia porque para la sostenibilidad del planeta, es una auténtica pandemia.
Este tipo de moda se basa en una industria que además de explotar a otros países por sus relajadas (cuando no esclavas) condiciones laborales ingiere (y contamina) una cantidad de agua sólo superada por la agricultura.
Un ejemplo actual de sus posibilidades de contaminación y destrucción ambiental que está muy candente y que tiene a Galicia en pie de guerra, es precisamente el proyecto de instalación de la Marocelulosa de Altri para usos textiles en el Río Ulla, cuya implantación supondría la intoxicación de agua, fauna y flora convirtiendo lo que hoy es un paraíso para la biodiversidad marina, en una mancha de aguas químicas. y nada más.
Y no nos engañemos, la culpa de esto la tenemos todos cada vez que renovamos el armario para la nueva temporada o vamos a las rebajas de turno a comprar cuánto más, mejor. Parece que no nos darnos cuenta que por nuestra necesidad de aparentar o cubrir carencias de todo tipo, estamos intoxicando el agua que nos bebemos.
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Toneladas de residuos y especulación
La moda genera en España alrededor de un millón de toneladas de residuos, con un porcentaje de reciclaje muy bajo: el 80% acaba en el vertedero o incinerado.
Además, en la Unión Europea se destruyen entre 264.000 y 594.000 toneladas de textiles sin haberse usado. Es más, el porcentaje medio de prendas que no se venden después de fabricarse, según diferentes estudios revisados por la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA en inglés), ronda el 21%.
Un estudio de la EEA publicado en 2024 resaltaba que “varias voces han revelado una verdad incómoda sobre la industria de la moda: la fast fashion y las marcas de lujo han sido descubiertas destruyendo grandes volúmenes de prendas devueltas o sin vender. «
¿Por qué? Por un lado, porque el modelo de fast fashion “se basa en la sobreproducción” para poder “cambiar rápidamente las tendencias” –explica la investigación–; por otro, “las marcas de lujo han mantenido así el valor de sus marcas impidiendo que surgieran mercados de descuento” para esos artículos.
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