
Archivo: El Solidario. Consumo de experiencias.
A lo largo de la historia, el consumo no sólo ha servido para satisfacer las necesidades sino también, para distinguirse del otro y mostrar un determinado status social. Hasta hace más bien poco, el consumo se basaba principalmente en la adquisición de objetos: tener una buena casa, un buen coche, una buena joya… sin embargo, esto ha cambiado.
El cambio climático y la preocupación moral por el materialismo han llevado al sistema a camuflar el consumo material bajo la apariencia de consumo emocional según afirma el doctor en filosofía José Carlos Ruiz.
“El sistema ha sido muy inteligente y ha disfrazado el consumo material del consumo emocional” afirma Ruiz.
En la actualidad, a este consumo se le ha unido otro que según el filósofo, nos tiene obsesionados: acumular experiencias
«El consumismo emocional se ha convertido en el nuevo materialismo. Las personas han creado una especie de checklist mental: visitar el último país de moda, probar la última comida foodie o practicar el deporte más innovador».
Además añade que la felicidad ha dejado de ser un proceso de construcción vital para convertirse en un objetivo a conquistar.
Siguiendo las teorías de Ruiz podemos llegar a la conclusión de que la deseada felicidad es algo que no se construye paso a paso, de manera consciente e integrada, sino más bien una emoción fugaz y ansiosa.
Además señala que cuando dejamos de consumir experiencias y nos encontramos solos o tranquilos, surge la angustia.
«La incapacidad para aburrirse y estar en calma es un síntoma de este nuevo paradigma, en el que la vida se rige por la búsqueda constante de la próxima experiencia»
Una pregunta que surge después de analizar las palabras del filósofo es ¿Qué influencia habrán tenido las redes sociales en este cambio de paradigma?
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