Fatima Makhoukh 
Archivo/ELSOLIDARIO. Trump ataca la libertad de expresión y amenaza la democracia.
La reciente detención de Mahmoud Khalil, estudiante palestino de la Universidad de Columbia, ha encendido alarmas sobre la libertad de expresión y los derechos civiles en Estados Unidos. Khalil, residente legal en el país, fue arrestado por agentes de inmigración debido a su participación en protestas pacíficas contra las acciones de Israel en Gaza. Aunque no se le han imputado cargos criminales, la administración Trump busca su deportación bajo el argumento de que representa una amenaza para la seguridad nacional.
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Este incidente se enmarca en una serie de medidas preocupantes adoptadas por el gobierno de Trump que parecen dirigidas a silenciar voces disidentes en los campus universitarios. Además de la detención de Khalil, la administración ha exigido que la Universidad de Columbia coloque su Departamento de Estudios de Medio Oriente, Asia del Sur y África bajo una «intervención académica» de cinco años como condición para recibir fondos federales. Esta intervención sin precedentes es vista como un ataque grave a la libertad académica y ha generado críticas de grupos académicos y defensores de la libertad de expresión.
La administración también ha amenazado con retirar fondos federales a otras universidades que no se alineen con sus políticas, incluyendo investigaciones sobre 52 instituciones por sus programas de diversidad, equidad e inclusión. Estas acciones han sido comparadas con las intrusiones de la era McCarthy en la libertad académica, lo que suscita preocupaciones sobre la autonomía institucional y los derechos de la Primera Enmienda.
La situación de Khalil ha generado protestas y una atención pública significativa, con defensores de los derechos civiles argumentando que su detención viola los derechos de libertad de expresión. El caso ha dividido opiniones entre grupos judíos y ha provocado un debate amplio sobre la libertad de expresión y la formulación de políticas en Estados Unidos.
Estas acciones se producen en un contexto donde la administración Trump ha tomado medidas adicionales que parecen contradecir su promesa de proteger la libertad de expresión. Por ejemplo, ha amenazado con investigaciones contra miembros demócratas del Congreso por criticar a conservadores, ha retirado subvenciones federales con lenguaje no deseado y ha sancionado a bufetes de abogados que representan a oponentes políticos. Estas medidas han generado temor y reacciones adversas tanto de aliados políticos como de oponentes, quienes argumentan que estas acciones representan una amenaza grave para la libertad de expresión y la democracia.
La detención de estudiantes propalestinos y las medidas adoptadas contra instituciones académicas plantean serias preocupaciones sobre el estado de la libertad de expresión en Estados Unidos. Estas acciones evocan recuerdos de épocas oscuras en la historia del país, como la era del macartismo, y subrayan la necesidad urgente de defender los derechos fundamentales consagrados en la Primera Enmienda.
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