
Archivo: el solidario dando voz a los que no la tienen
César Román, conocido como el ‘Rey del Cachopo’, ha confesado recientemente la ubicación de los restos de su expareja, Heidy Paz, asesinada en agosto de 2018. En un escrito dirigido a la Audiencia Provincial de Madrid, Román detalló que los restos no encontrados de Heidy se hallan en un paraje de Carranque, Toledo, conocido como Las Cárcavas.
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Una confesión que reabre heridas
Según la versión de Román, la muerte de Heidy ocurrió durante una discusión en la que ella tomó una pistola y, al intentar desarmar el arma se disparó accidentalmente, causándole la muerte instantánea. Tras el incidente, Román solicitó ayuda a su tío fallecido, médico forense, quien se encargó de desmembrar el cuerpo y ocultarlo en el mencionado paraje toledano.
Esta confesión llega después de que el Tribunal Supremo confirmara en diciembre de 2022 la condena de 15 años de prisión para Román por el homicidio de Heidy, respaldando el informe de ADN que identificó el torso hallado en una de sus naves como perteneciente a la víctima.
Reacciones y escepticismo
La familia de Heidy Paz ha recibido esta nueva versión con escepticismo, atribuyendo la confesión a una posible estrategia de Román para obtener beneficios penitenciarios. Por su parte, fuentes policiales y judiciales han mostrado dudas sobre la veracidad de la declaración, recordando que Román ha ofrecido diferentes versiones de los hechos a lo largo del proceso judicial.
La confesión de César Román reabre una herida profunda en la sociedad española y en la familia de Heidy Paz. Este caso pone de manifiesto la importancia de la justicia y la transparencia en los procesos judiciales, así como la necesidad de garantizar que las víctimas y sus familias obtengan respuestas claras y veraces. Es fundamental que las instituciones actúen con diligencia para verificar la veracidad de esta nueva información y, de ser cierta, proceder a la recuperación de los restos de Heidy para brindar a su familia el cierre que merece.
En una sociedad que aboga por los derechos humanos y la dignidad, es imperativo que casos como el de Heidy Paz no queden en el olvido y que se tomen las medidas necesarias para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
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