En respuesta a los devastadores efectos de la última DANA que golpeó la región del Mediterráneo, el presidente Pedro Sánchez ha anunciado un plan de emergencia dotado con 10.600 millones de euros para apoyar la reconstrucción de las áreas afectadas.
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Este plan incluye ayudas de hasta 60,000 euros por cada vivienda dañada, dirigidas a miles de familias afectadas, principalmente en la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía.
Este plan de ayuda es un esfuerzo significativo para mitigar los daños que ha dejado el temporal, el cual provocó inundaciones que desplazaron a cientos de personas y causaron pérdidas millonarias en bienes.
Según datos oficiales, las lluvias torrenciales y el desbordamiento de ríos dañaron gravemente infraestructuras, viviendas y cultivos, afectando tanto a zonas urbanas como rurales. No obstante, las críticas no han tardado en llegar desde algunos sectores, que cuestionan la efectividad y celeridad de la ayuda.
En años anteriores, los damnificados por fenómenos similares han señalado la burocracia y retrasos en los pagos, lo que generó frustración y descontento. Por eso, aunque el plan es una medida esperada y bien recibida, existen llamados para que esta vez el proceso sea ágil y accesible.
Expertos en emergencias climáticas advierten que, ante el aumento de eventos extremos debido al cambio climático, España debe mejorar su infraestructura y planes preventivos, no solo de respuesta. Para enfrentar este tipo de desastres, es crucial invertir en sistemas de alerta temprana y reforzar la colaboración entre administraciones.
Este plan puede ser un paso en la dirección correcta, pero solo el tiempo dirá si logrará llegar a quienes realmente lo necesitan y a tiempo.