En una reciente declaración, la organización humanitaria Manos Unidas ha calificado de «vergüenza para la humanidad» el hecho de que 733 millones de personas sufran hambre en todo el mundo.
Esta situación es alarmante y refleja la desigualdad y la falta de acceso a alimentos básicos, especialmente en países de bajos ingresos.
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Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerca de 2.330 millones de personas enfrentaron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2023, lo que subraya la gravedad del problema.
El hambre: una crisis global persistente
El informe presentado por la FAO y otras organizaciones internacionales revela que África es la región más afectada, con un 20,4% de su población enfrentando el hambre. En Asia, esta cifra es del 8,1%, en Oceanía del 7,3% y en América Latina y el Caribe del 6,2%.
La situación se ha visto agravada por las tensiones geopolíticas, los conflictos armados y los efectos del cambio climático, que dificultan la producción y distribución de alimentos.
La pandemia y sus secuelas
La pandemia de COVID-19 ha exacerbado la inseguridad alimentaria global. Desde 2020, la proporción de la población sin acceso suficiente a calorías para una vida normal no ha mejorado significativamente.
A pesar de la recuperación económica en algunos sectores, las desigualdades persistentes y la falta de un plan global robusto para combatir el hambre continúan siendo obstáculos importantes.
Esto no debe quedar solo en denuncias
Manos Unidas ha instado a los gobiernos y a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para abordar esta crisis.
La organización subraya la necesidad de una reforma en la financiación de la seguridad alimentaria y la nutrición, proponiendo que se coordinen mejor los esfuerzos entre donantes, agencias internacionales, ONG y fundaciones para maximizar el impacto de la ayuda.
El informe de la FAO sugiere que se necesitan entre 176.000 millones y 3,975 billones de USD para erradicar el hambre de aquí a 2030.
Este ambicioso objetivo requiere una colaboración global y una definición común de la financiación necesaria para garantizar que todos los actores trabajen bajo los mismos criterios.
Las dolorosas cifras detrás del hambre
El hambre no solo es una cuestión de falta de alimentos, sino también de acceso a dietas saludables. Más de un tercio de la población mundial no puede permitirse una dieta saludable, siendo esta disparidad más pronunciada en los países de ingresos bajos.
En 2022, más de 2800 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable, lo que resalta la necesidad de intervenciones específicas y sostenidas.
El impacto del cambio climático y los conflictos
Las guerras y el cambio climático son factores que contribuyen significativamente a la inseguridad alimentaria. El informe indica que las tensiones geopolíticas y los desastres climáticos están afectando severamente la producción agrícola y la distribución de alimentos, lo que agrava la situación de millones de personas en todo el mundo.
La declaración de Manos Unidas es un llamado urgente a la acción global. La organización destaca que el costo de la inacción supera con creces el costo de las medidas necesarias para combatir el hambre.
En un mundo donde la tecnología y los recursos existen para erradicar esta crisis, permitir que 733 millones de personas pasen hambre es, sin duda, una vergüenza para la humanidad.