La reciente propuesta de Donald Trump para renombrar el territorio que ocupan México y Estados Unidos como «América Mexicana» ha desatado una ola de críticas y rechazo internacional. Claudia Sheinbaum, la presidenta de México, no tardó en reaccionar con firmeza, calificando las palabras de Trump como una «provocación colonialista» y un intento de reescribir la historia con fines expansionistas y populistas.
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Sheinbaum responde defendiendo la soberanía y unidad de América Latina
En un contexto de tensiones crecientes entre ambos países, Trump ha utilizado un discurso polarizador y nostálgico que evoca una era de dominio territorial, desestimando los lazos históricos y culturales que han definido la relación entre México y Estados Unidos. Según sus declaraciones, este renombramiento tendría como objetivo “unificar la identidad del continente” bajo un concepto que, irónicamente, minimiza el legado indígena y la diversidad cultural de la región. Sheinbaum, en cambio, lo ha señalado como un intento más de imponer la hegemonía norteamericana.
La respuesta progresista de Sheinbaum ha sido contundente y profundamente humanista. La jefa de Gobierno subrayó que el nombre de un territorio no define su verdadera esencia, y que los pueblos de América, especialmente México, poseen una rica identidad que no puede ser borrada por narrativas imperialistas. Además, recordó las intervenciones históricas de Estados Unidos en América Latina y cómo estos discursos expansionistas son una amenaza para la soberanía y autodeterminación de los países.
Organizaciones progresistas y académicas en México y en el extranjero han respaldado las declaraciones de Sheinbaum, calificándolas como una defensa necesaria ante la retórica de Trump, que busca dividir y subyugar. Activistas han advertido que este tipo de discursos no solo son peligrosos en el plano político, sino que refuerzan la xenofobia y el racismo.
La polémica no se detiene aquí. Mientras Trump sigue apelando a un sector radical de su base política, México se mantiene firme en su postura de no ceder ante provocaciones que menosprecien su soberanía.
“La verdadera fortaleza de América radica en su diversidad y en el respeto mutuo entre sus naciones”, concluyó Sheinbaum. Un recordatorio de que el futuro del continente debe construirse desde la unión y no desde el dominio.
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