Las propuestas de Donald Trump en inmigración para su campaña reciente retoman y endurecen la postura restrictiva de su primer mandato, en una estrategia que prioriza la seguridad nacional y la limitación de la inmigración tanto ilegal como legal. Esta agenda tiene varias aristas clave: la finalización del muro fronterizo, una masiva operación de deportación, revisiones al sistema de asilo, restricciones a la inmigración legal y el fin de la ciudadanía por nacimiento.
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El plan migratorio refuerza la seguridad con un muro y menos asilo
El pilar de su plan es el muro fronterizo, símbolo de su enfoque en la seguridad fronteriza. Trump promete completarlo y mejorar la infraestructura de vigilancia para frenar lo que describe como una “invasión migrante.” Esto va acompañado de la reinstauración de políticas como el programa «Permanecer en México,» que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México mientras sus casos son revisados en EE. UU. Esta política tiene como objetivo desalentar la migración, aunque ha sido cuestionada por sus efectos sobre la seguridad y los derechos de los migrantes en suelo mexicano.
Deportaciones y restricciones legales: prioridad a la soberanía
Otro componente importante es la prometida operación de deportación masiva, que sería la mayor en la historia de EE. UU. El enfoque estaría en inmigrantes indocumentados con antecedentes penales, reforzando el mensaje de “ley y orden” que caracteriza su discurso en seguridad.
En cuanto a la inmigración legal, Trump planea limitar los visados basados en la diversidad y la reunificación familiar, orientándose hacia un sistema de méritos que priorice habilidades específicas. Además, la propuesta de eliminar la ciudadanía por nacimiento para los hijos de inmigrantes indocumentados busca frenar lo que su administración llama «turismo de nacimiento,» aunque este cambio podría enfrentar desafíos constitucionales.
Estas políticas, criticadas por grupos proinmigrantes y defensores de derechos humanos, son vistas por algunos como un intento de atraer el voto conservador y nacionalista. Si bien prometen una reducción en la inmigración y una mayor protección de fronteras, sus críticos advierten sobre posibles efectos económicos adversos, dada la dependencia de varios sectores en la mano de obra inmigrante, y el riesgo de empeorar las condiciones humanitarias en la frontera. En este contexto, Trump utiliza la inmigración como una herramienta para reforzar su retórica de seguridad y protección de la soberanía nacional, afianzando su base electoral más conservadora.