
Imagen de heraldo.es : El Solidario. La toma de posesión de Donald Trump como el 47º presidente de EE.UU.
Donald Trump ha retomado el poder en Estados Unidos con una agenda polarizadora que refuerza su vínculo con la ultraderecha internacional y amenaza derechos fundamentales. Su toma de posesión, rodeada de figuras controvertidas, evidencia una alianza entre poder político, económico e ideológico que inquieta al panorama global.
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Un futuro incierto para Estados Unidos y el mundo
Trump ha iniciado su mandato con medidas que endurecen la política migratoria, limitando drásticamente el acceso al país de personas provenientes de Latinoamérica y regiones de mayoría musulmana.
Al mismo tiempo, ha eliminado protecciones clave para el colectivo LGTBIQ+, permitiendo nuevas formas de discriminación en el ámbito laboral y educativo. Estas políticas refuerzan su discurso conservador y retroceden décadas de avances en igualdad y diversidad.
Trump también anunció su intención de reforzar la presencia de Estados Unidos en el Golfo de México y el Canal de Panamá, argumentando intereses estratégicos.
Esta postura plantea riesgos para los recursos naturales de la región, subestimando la importancia de la lucha contra el cambio climático y los acuerdos internacionales de conservación ambiental.
En cuanto a China, Trump mencionó que no iniciará una guerra comercial de inmediato, sino que dará una oportunidad al diálogo antes de tomar medidas más drásticas. También afirmó que China está operando el Canal de Panamá, lo cual ha sido desmentido por las autoridades panameñas.
Apoyo de la ultraderecha global
La toma de posesión reunió a líderes ultraderechistas como Javier Milei y Giorgia Meloni, en un acto que celebró la supremacía ideológica de este sector. Aunque España no envió representación oficial, Santiago Abascal estuvo presente como invitado destacado.
La presencia de magnates tecnológicos como Elon Musk, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos generó un intenso debate. Musk, en particular, fue objeto de críticas por realizar un gesto considerado similar al saludo nazi, un acto que muchos interpretan como un guiño a ideologías extremistas.
El regreso de Trump simboliza un desafío para los valores democráticos, la igualdad y el compromiso ambiental. La confluencia entre poder económico y radicalismo ideológico, evidenciada en su toma de posesión, plantea serias preguntas sobre el rumbo que tomará su administración. Defender la diversidad, la justicia y el planeta es una tarea que recae ahora en la resistencia ciudadana y global.
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