
En plena Guerra Civil, el general franquista Gonzalo Queipo de Llano convirtió la radio en un arma de guerra. Desde los micrófonos de Radio Sevilla, incitó abiertamente a la violación de mujeres republicanas, utilizando el terror sexual como parte de su campaña militar y como propaganda ideológica. A sus discursos los envolvía una violencia verbal desatada, donde llamaba a las tropas a «dar lo que se merecen» a «esas comunistas y anarquistas», promoviendo una cultura del odio que sigue teniendo eco en los discursos de hoy.
Solo en Sevilla, bajo su mando directo, se estima que al menos 14.000 personas fueron asesinadas, muchas de ellas mujeres, que también fueron humilladas, desnudadas, violadas y marcadas como trofeos por los golpistas. Queipo no solo permitió esas atrocidades: las celebró públicamente, las justificó, las convirtió en espectáculo. “Por mucho que pataleen o se resistan”, decía, “conocerán hombres de verdad”.
Este uso sistemático de la violencia sexual como herramienta de castigo ideológico no ha tenido el reconocimiento ni la reparación que merece. Mientras las mujeres que sobrevivieron al terror del franquismo fueron silenciadas, los verdugos, como Queipo, fueron homenajeados durante décadas. No fue hasta 2022 cuando sus restos fueron exhumados de la Basílica de la Macarena, tras una larga lucha de los colectivos de memoria.
Llamar a las cosas por su nombre es parte de la reparación. Queipo de Llano no fue solo un militar golpista: fue uno de los principales promotores de la violación como arma de guerra en España. Recordarlo no es abrir heridas, es impedir que se vuelvan a cerrar en falso.
Síguenos en nuestras redes sociales @elsolidariorg / X: @X_ElSolidario y en nuestro canal de Whatsapp El Solidario; Instragam: @elsolidariorg TikTok: @elsolidarionews; Facebook: @ElSolidario
TE PUEDE INTERESAR: