
El obispo estadunidense Robert Francis Prevost, es el nuevo Papa: “León XIV”.
Un pontífice en el centro del debate
El nombramiento de León XIV ha sido recibido con sentimientos encontrados. Por un lado, organizaciones de defensa de víctimas de abuso clerical han expresado su preocupación por su gestión de casos de abusos sexuales clericales tanto en EEUU como en Perú. Acusan al nuevo Papa de no actuar con contundencia ante denuncias internas contra sacerdotes.
Su historial en la gestión de esos abusos ha sido duramente cuestionado. En Chicago, activistas denunciaron que permitió que un sacerdote acusado de abusar sexualmente de niños fuera trasladado a un monasterio en lugar de enfrentar la justicia.
Igualmente en Chiclayo, donde ejerció como obispo, fue acusado por varias mujeres de encubrir a un sacerdote que violó a tres niñas y de obstaculizar la investigación. A estas denuncias se suma la preocupación por el refuerzo del ultranacionalismo estadounidense, que su elección podría implicar, alimentando discursos de poder e impunidad tanto en la Iglesia como en la política global.
Además, lo largo de su trayectoria, Robert Prevost ha expresado posturas conservadoras que han generado inquietud en sectores sociales y de derechos humanos. En 2012, criticó públicamente a los medios occidentales por mostrar simpatía hacia el “estilo de vida homosexual” y calificó la “ideología de género» como confusa, acusándola de “inventar géneros que no existen”. Estas declaraciones han sido retomadas por voces críticas que temen un retroceso en los avances hacia la inclusión dentro de la Iglesia Católica.
Por otro lado, activistas y periodistas que han investigado el encubrimiento de abusos en la Iglesia Católica defienden que Prevost apoyó a las víctimas, elaboró informes y dio los pasos necesarios para que se abordaran casos pendientes.
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Un pasado complejo y un futuro incierto
Aunque algunas acusaciones por su presunta cercanía a religiosos acusados de abuso sexual clerical fueron desmentidas por organismos eclesiásticos, persiste la desconfianza de sectores que exigen una política clara de tolerancia cero.
En sus primeras declaraciones como Papa, Prevost ha destacado la importancia de “recibir a todos los que lo necesitan”, pero también ha reafirmado su intención de continuar con los esfuerzos de transparencia y acompañamiento a las víctimas iniciados por Francisco.
La elección de León XIV plantea la pregunta urgente de si puede la Iglesia Católica avanzar hacia una era de justicia para las víctimas de abuso sexual. Ya que para muchas personas dentro y fuera de la Iglesia, la clave no está solo en los discursos, sino en las acciones.
El nuevo Papa enfrenta el desafío de restaurar la confianza social en una institución marcada por décadas de silencios. Sanar las heridas requiere más que palabras; requiere verdad, compromiso y una voluntad firme de proteger a quienes más han sufrido.
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