En una sorprendente maniobra política, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, ha pedido perdón a los familiares de los seis rehenes israelíes asesinados en Gaza.
Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se muestra impaciente y considera que Netanyahu no está haciendo lo suficiente para alcanzar un acuerdo que garantice la liberación de los rehenes restantes.
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¿Una figura conciliadora?
En un momento en el que las tensiones en Israel y Palestina han alcanzado niveles críticos, con protestas masivas en Tel Aviv y una huelga general convocada, Netanyahu se limita a pedir disculpas por su incapacidad de traer de vuelta a los rehenes vivos.
Sin embargo, su firme negativa a evacuar el corredor de Filadelfia, una línea vital para el suministro de Gaza, refleja una falta de voluntad para cambiar la realidad en el terreno.
La hipocresía de Netanyahu queda expuesta cuando, tras años de políticas agresivas, intenta ahora presentarse como una figura conciliadora. Su “perdón” parece destinado a calmar las críticas internacionales más que a promover una paz real en la región.
Mientras tanto, la población palestina sigue sufriendo las consecuencias de una ocupación interminable y una violencia que no cesa.
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