Fátima Makhoukh 
Archivo EFE/ELSOLIDARIO.Militares durante una protesta en Maputo, capital de Mozambique, el pasado 6 de diciembre.
Al menos 33 personas han perdido la vida tras la fuga masiva de 1.534 reclusos de una cárcel de máxima seguridad en Matola, cerca de Maputo, Mozambique. La evasión ocurrió en medio de violentos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los reclusos, quienes aprovecharon el colapso de un muro para escapar.
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El Establecimiento Penitenciario de la Provincia de Maputo fue el escenario de esta tragedia, considerada una de las fugas más graves en la historia reciente del país. Según informes preliminares, las fuerzas de seguridad intentaron contener la situación con métodos extremos, resultando en un alto número de fallecidos.
La policía ha lanzado una operación a gran escala para recapturar a los fugitivos, pero hasta el momento solo un pequeño número ha sido localizado.
Una delicada situación política
Este suceso ocurre en un contexto de alta tensión política en Mozambique. Los disturbios electorales recientes, alimentados por acusaciones de fraude tras las últimas elecciones generales, han provocado protestas masivas en varias ciudades del país.
La oposición acusa al partido en el poder, el Frente de Liberación de Mozambique conocido mayormente (FRELIMO), de manipular los resultados, intensificando la inestabilidad social y política.
La situación en Mozambique refleja un problema más amplio en África, donde muchos países enfrentan crisis políticas, conflictos armados y desafíos en la gobernanza democrática. En los últimos años, el continente ha registrado múltiples golpes de Estado y un aumento en la violencia política, lo que ha generado preocupación en la comunidad internacional.
La fuga masiva en Mozambique no solo pone de manifiesto las fallas en el sistema penitenciario del país, sino que también subraya la fragilidad de las instituciones en un entorno marcado por la desconfianza y la inestabilidad.
La comunidad internacional debe redoblar esfuerzos para promover la paz y el desarrollo en la región, con un enfoque en la construcción de instituciones más fuertes y en el respeto a los derechos humanos. Sin estabilidad política, el progreso económico y social en África seguirá siendo un desafío monumental.
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