El gobierno de Javier Milei desmantela los avances en derechos humanos, reinstaurando discursos negacionistas y protegiendo a represores. ¿Estamos ante un retroceso irreversible?
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Javier Milei y su gobierno han iniciado una brutal ofensiva contra los pilares de la memoria y justicia en Argentina. Los organismos que se encargaban de investigar los crímenes de lesa humanidad durante la dictadura han sido desmantelados o vaciados, dejando en peligro la lucha por la verdad. Para Guadalupe Godoy, abogada querellante, lo que sucede es «una reivindicación del genocidio, más dura que cualquier banalización anterior». El cierre de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDi), encargada de investigar la desaparición de niños, es solo un ejemplo de cómo este gobierno borra décadas de lucha por los derechos humanos.
El negacionismo en el poder
Victoria Villarruel, vicepresidenta y defensora acérrima del revisionismo de la dictadura, está en el centro de esta ofensiva. Villarruel promueve la reapertura de causas contra las guerrillas de los años 70, intentando igualar la violencia de Estado con la de las organizaciones civiles. «Los Montoneros tienen que estar presos«, sostiene en actos públicos, mientras el gobierno destituye a decenas de trabajadores de los sitios de memoria. Mientras tanto, figuras militares condenadas por crímenes de lesa humanidad encuentran apoyo en el poder actual, alimentando un discurso que intenta reducir la cifra de 30.000 desaparecidos y legitimar la violencia estatal.
El riesgo de borrar la historia
Los ataques al legado de memoria, verdad y justicia no son meras palabras; tienen efectos tangibles. La desfinanciación de los sitios de memoria y la destitución de quienes trabajaban para preservar la historia reciente de Argentina pone en riesgo la lucha de miles de víctimas. Como señala un informe de CELS, «suspender estas políticas hará un daño difícil de calcular«. La batalla, ahora, se libra en el terreno simbólico y cultural, donde los defensores de derechos humanos siguen enfrentando al poder y al negacionismo.
El contexto internacional no puede ignorar este retroceso. Durante años, Argentina fue una referencia global en la defensa de los derechos humanos, pero bajo Milei, ese prestigio corre peligro. ¿Está dispuesta Argentina a perder su lugar en el mundo para proteger a los responsables del terror estatal? Las organizaciones defensoras de derechos humanos lo advierten: este retroceso tendrá consecuencias devastadoras para el futuro de la justicia.
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Fuente: El Salto