La Generalitat Valenciana, liderada por Carlos Mazón, sigue adelante con una reforma legislativa que flexibiliza los controles para construir en áreas protegidas de la costa valenciana.
La modificación urbanística en el centro del debate ambiental
Esta medida ha despertado críticas de grupos ecologistas y urbanistas, quienes consideran que prioriza intereses económicos sobre la sostenibilidad del territorio.
El proyecto facilita la recalificación de suelos y podría afectar decenas de kilómetros de litoral. Según expertos, esta contrarreforma podría abrir la puerta a un aumento descontrolado de urbanizaciones en áreas de alto valor ambiental, como humedales y dunas protegidas, poniendo en riesgo ecosistemas únicos y especies en peligro de extinción.
¿Desarrollo o destrucción?
Defensores de la medida argumentan que fomenta el desarrollo económico y genera empleo en el sector de la construcción. Sin embargo, sus detractores alertan que los beneficios económicos a corto plazo no compensan los daños irreversibles al medio ambiente y el impacto negativo sobre el turismo sostenible, un pilar clave de la economía valenciana.
El futuro de la costa valenciana está en juego, y con él, el equilibrio entre progreso y preservación natural.
¿Es posible un desarrollo económico sin comprometer el medio ambiente?
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