Las secuelas de la covid-19 afectan mayoritariamente a mujeres y personas con enfermedades crónicas
Delismar González Tortolero 
Archivo: el solidario dando voz a los que no la tienen
Un estudio reciente de ISGlobal y el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol ha revelado que el 23% de las personas infectadas con el SARS-CoV-2 entre 2021 y 2023 desarrollaron covid persistente, con síntomas que perduran hasta dos años en más de la mitad de los casos. Los factores de riesgo incluyen ser mujer, haber sufrido una infección grave y padecer enfermedades crónicas, mientras que la vacunación y un estilo de vida saludable actúan como factores protectores.
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La covid persistente se manifiesta con una variedad de síntomas que pueden incluir fatiga, dificultades respiratorias, problemas neurológicos y digestivos, afectando significativamente la calidad de vida de quienes la padecen. Este fenómeno ha puesto de relieve las desigualdades existentes en el sistema sanitario, ya que las mujeres y las personas con condiciones preexistentes son las más afectadas.
Marianna Karachaliou, investigadora de ISGlobal y coautora del estudio, destaca que «ser mujer, haber tenido una infección grave de covid y presentar una enfermedad crónica previa, como asma, son claros factores de riesgo». Además, se observó que la obesidad y niveles elevados de anticuerpos IgG antes de la vacunación aumentan la susceptibilidad a desarrollar covid persistente, posiblemente debido a una hiperactivación del sistema inmunitario tras la infección inicial.
Por otro lado, la vacunación antes de la infección y mantener un estilo de vida saludable, que incluya actividad física regular y un patrón de sueño adecuado, se identificaron como factores protectores contra la covid de larga duración. Además, el riesgo fue menor en personas que se infectaron después de la aparición de la variante ómicron, lo que podría explicarse por infecciones más leves o una mayor inmunidad general.
La covid persistente no solo es una cuestión de salud, sino también de justicia social. Las personas afectadas, en su mayoría mujeres y quienes ya enfrentan condiciones de salud adversas, requieren un reconocimiento adecuado y políticas públicas que aborden sus necesidades específicas. Es necesario que la sociedad y los sistemas de salud adopten una perspectiva progresista, enfocada en la equidad y el apoyo integral, para garantizar que nadie quede atrás en la recuperación post-pandemia.
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