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El Solidario: Javier Milei, presidente de Argentina.
El presidente de Argentina, Javier Milei, está en el ojo del huracán por su responsabilidad directa en una cripto-estafa millonaria que ha afectado a miles de personas.
Su apoyo explícito y rotundo a una criptomoneda sin regulación ha sido clave para que miles de ciudadanos confiaran en un sistema que, finalmente, resultó ser un fraude.
Este caso no solo evidencia los riesgos del libertarismo económico, sino también la irresponsabilidad de un líder que promueve un modelo sin controles ni protecciones para la ciudadanía.
Cualquiera puede crear una criptomoneda con unos pocos dólares, pero lo difícil es lograr que la gente confíe en ella. En este caso, la confianza no fue producto de una tecnología revolucionaria o un proyecto sólido, sino del respaldo público de Milei, quien utilizó su influencia para promocionar una moneda digital sin garantías.
Milei, cómplice de una estafa
Este respaldo, sumado a su discurso libertario que desprecia la regulación estatal, convenció a miles de personas de invertir sus ahorros en un sistema que terminó colapsando, dejando a muchas familias en la ruina.
Según investigaciones periodísticas, las criptomonedas no reguladas son un caldo de cultivo para estafas, ya que permiten a los defraudadores operar en la sombra, sin controles ni supervisión.
Milei, con su retórica antiestatal y su defensa a ultranza del mercado sin restricciones, ha creado un entorno propicio para este tipo de fraudes. Su postura no solo es ideológica, sino también práctica: al desmantelar los mecanismos de protección, deja a la ciudadanía expuesta a los abusos de los actores más poderosos.
El caso de la cripto-estafa nos recuerda que la falta de regulación no es sinónimo de libertad, sino de impunidad para quienes buscan enriquecerse a costa de los más vulnerables.
Milei no solo es responsable por su apoyo explícito, sino también por promover un modelo que convierte a la ciudadanía en víctima de su propia desprotección. La justicia económica no puede construirse sobre la ausencia de reglas; este caso es una advertencia de lo que ocurre cuando el Estado abdica de su rol protector.
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