La Gran Isla de Basura del Pacífico Norte, ubicada entre Hawái y California, sigue creciendo como resultado de una crisis ambiental global gracias a los desechos plásticos. Esta masa flotante, tres veces el tamaño de Francia, está compuesta en un 99.9% por plásticos, de los cuales casi la mitad son redes de pesca abandonadas.
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Los microplásticos, pequeños fragmentos que surgen de la descomposición de plásticos mayores, representan un 8% del peso total y son casi imposibles de detectar a simple vista, lo que agrava la amenaza para los ecosistemas marinos y la salud humana.
Un problema compartido por todo el mundo
Los plásticos que componen esta isla provienen de diversas fuentes globales, reflejando una falta de gestión de residuos en muchos países. Según estudios recientes, los desechos plásticos afectan anualmente a 100,000 animales marinos, causándoles asfixia, lesiones y muerte. Además, los microplásticos están entrando en la cadena alimentaria humana, con implicaciones para la salud que aún no se comprenden completamente.
El investigador Laurent Lebreton de The Ocean Cleanup advirtió que, de continuar esta tendencia, para 2050 se podrían acumular 12,000 millones de toneladas de residuos plásticos en basureros y entornos naturales, exacerbando la crisis actual.
¿Qué se puede hacer?
Este desafío exige una respuesta global urgente. Reducir la producción de plásticos, mejorar los sistemas de reciclaje y aumentar los esfuerzos de limpieza son pasos fundamentales para combatir la contaminación en los océanos. Sin embargo, los países deben trabajar juntos para desarrollar políticas más responsables que limiten el uso de plásticos desechables.
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