El gobierno iraní ha afirmado que Armita Kamdani, una joven que se quitó parte de su vestimenta en público en Teherán, fue detenida debido a supuestos «problemas psicológicos» que, aseguran, requieren tratamiento médico.
La explicación ha suscitado controversia, pues muchos ven en esta versión un intento del régimen por desacreditar actos de protesta en el país. Kamdani fue arrestada luego de su gesto público, interpretado por muchos como una forma de protesta en un contexto donde las mujeres enfrentan estrictas restricciones de vestimenta y la vigilancia de la Policía de la Moral.
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Este caso recuerda la trágica muerte de Mahsa Amini en 2022, quien falleció tras ser detenida por llevar el hiyab de forma “inapropiada”. Su caso provocó protestas en todo el país, en las que murieron más de 500 personas y miles fueron arrestadas.
Activistas y organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, han denunciado que Irán emplea frecuentemente la justificación de “inestabilidad mental” para deslegitimar a aquellos que desafían las normativas impuestas por el régimen.
En redes sociales, miles han mostrado apoyo a Kamdani y han cuestionado la narrativa oficial, destacando que el régimen suele usar diagnósticos de salud mental como una herramienta de represión. Para muchos, Kamdani representa el coraje de las mujeres iraníes, quienes, a pesar de los riesgos, continúan protestando por sus derechos.
Este caso subraya la complejidad y las dificultades de la lucha por la libertad de expresión en Irán, donde actos como el de Kamdani reflejan una resistencia creciente contra las políticas opresivas. La comunidad internacional observa con preocupación la represión de las protestas en el país, y muchos exigen que se respete el derecho fundamental de las mujeres a la libertad y autodeterminación.
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