En Haití, las bandas armadas controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe.
Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, la violencia ha aumentado. Estos grupos han paralizado las rutas comerciales, causando niveles de hambre sin precedentes.
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Refugios en escuelas: Una solución temporal
Miles de haitianos se refugian en escuelas para escapar de la violencia. Viven en condiciones deplorables y dependen de la ayuda de ONGs.
Casi la mitad de la población haitiana tiene dificultades para conseguir alimentos. Jean-Martin Bauer, director del Programa Mundial de Alimentos en Haití, destaca la importancia de una respuesta humanitaria sólida. Sin embargo, los tiroteos cerca de los centros de distribución a menudo interrumpen la entrega de alimentos.
Los niños desplazados sufren enormemente. Sin acceso a educación ni alimentos adecuados, algunos se ven obligados a unirse a las bandas para sobrevivir. Jules Roberto, de Save the Children Haití, subraya la desesperación que lleva a los jóvenes a tomar esta decisión.
La necesidad de una intervención internacional
En junio, llegó a Haití una fuerza internacional respaldada por la ONU para reforzar los servicios de seguridad. Policías kenianos han comenzado a patrullar la capital. Sin embargo, la estabilidad a largo plazo requiere tanto seguridad como una respuesta humanitaria efectiva.
El futuro de Haití
El futuro de Haití depende de la capacidad de restaurar la seguridad y proporcionar ayuda a los necesitados. Jean-Martin Bauer afirma que Haití no estará en paz mientras la mitad de sus ciudadanos pasen hambre. Es esencial un esfuerzo coordinado para abordar las causas fundamentales de la crisis.
Haití enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes. La violencia de las bandas ha condenado a miles a vivir en condiciones inhumanas. La comunidad internacional debe actuar para proporcionar seguridad y asistencia. Solo así, Haití podrá comenzar a recuperarse y ofrecer un futuro mejor para su gente.
Fuente: El País