La escalada de violencia entre Israel y Palestina ha dejado cientos de muertos y heridos, reavivando un conflicto que no solo afecta a la región, sino que también involucra directamente a Estados Unidos.
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Históricamente, la relación entre Washington y Tel Aviv ha sido clave en este enfrentamiento, donde Estados Unidos no solo apoya a Israel diplomáticamente, sino que financia de manera significativa su maquinaria militar.
Cada año, Estados Unidos destina más de 3.800 millones de dólares en ayuda militar a Israel, según datos del Departamento de Estado. Este respaldo ha permitido a Israel mantener su estrategia ofensiva en Líbano, Gaza y Cisjordania.
El uso desproporcionado y devastador de la fuerza en áreas civiles por parte de Israel, eleva indiscriminadamente el número de víctimas diariamente, que solo en Gaza se acercan a los 40 mil desde que inicio el conflicto más reciente, el 7 de octubre del año pasado.
Apoyo militar, financiero y político
El apoyo de Estados Unidos no se limita solo al ámbito militar. En la esfera internacional, Washington ha protegido a Israel en diversas instancias, como en Naciones Unidas, donde ha bloqueado resoluciones que buscan frenar la ocupación de territorios palestinos o condenar la violencia israelí.
Este respaldo político ha generado críticas tanto dentro como fuera de Estados Unidos, donde sectores progresistas piden un cambio en la política exterior que no respalde de manera incondicional las acciones militares de Israel.
Líderes como Bernie Sanders han alzado la voz, denunciando que el apoyo de Estados Unidos está perpetuando el ciclo de violencia en Oriente Medio. Sin embargo, la administración de Joe Biden continúa manteniendo a Israel como su principal aliado en la región, lo que dificulta la búsqueda de una paz duradera.
Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han documentado violaciones de derechos humanos en los territorios ocupados y han instado a la comunidad internacional a actuar para detener las atrocidades.
Para muchos, la paz en Oriente Medio solo será posible cuando Estados Unidos deje de ser un actor parcial y asuma el papel de mediador neutral que la región tanto necesita.
Fuentes: eldiario.es, Amnistía Internacional, Departamento de Estado de EEUU