Fausto 
El Solidario. Cambio climático en España.
España ha ganado un mes más de temperaturas extremas en tan solo un año. No es una metáfora ni una exageración, es la constatación científica de que la crisis climática ya no es una amenaza futura: está aquí, arrasando con la vida tal y como la conocíamos.
Según el último informe del World Weather Attribution, 48 jornadas de calor extremo se han vivido entre mayo de 2024 y mayo de 2025. Sin el impacto del cambio climático, apenas habrían sido 18.
Esto no es un accidente natural. Es el resultado directo de un modelo económico que prioriza los beneficios de las grandes energéticas, la especulación urbanística y el consumo sin límites por encima de la vida. Mientras miles de personas mueren cada verano por golpes de calor, la industria fósil sigue acumulando ganancias con la complicidad de gobiernos que hablan mucho y hacen poco.
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La inacción climática en España tiene responsables con nombres y apellidos. Las administraciones que siguen aprobando macroproyectos contaminantes, los políticos que aún niegan el vínculo entre olas de calor y emisiones, y los medios que minimizan la emergencia, todos forman parte del engranaje del negacionismo sistémico.
Expertos advierten que es imprescindible adoptar planes de prevención eficaces, pero también romper con el uso de combustibles fósiles, transformar el modelo de transporte, blindar la vivienda social frente al calor y garantizar acceso universal a sistemas de climatización sostenible. Porque la crisis no afecta igual: las personas empobrecidas, mayores y sin hogar son las más golpeadas por las altas temperaturas.
No hay adaptación posible sin justicia climática. Mientras las élites se refugian en sus viviendas con aire acondicionado, los barrios populares enfrentan la crudeza del calor sin recursos, sin sombras, sin voz.
Es hora de elegir: o protegemos la vida o seguimos alimentando la maquinaria que la devora. Porque no hay inversión más urgente, más humana y más sensata que salvar el planeta que habitamos. El calor no es solo un fenómeno atmosférico. Es un grito que exige acción, justicia y verdad.
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