El PP respalda medidas para prohibir el acceso a redes sociales a usuarios que inciten al odio, lo que ha desatado divisiones en el partido.
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El Partido Popular ha decidido respaldar una medida que busca prohibir el acceso a las redes sociales a aquellos usuarios que las utilizan para incitar al odio. Esta propuesta, que surge tras el impactante asesinato de un niño en Mocejón, ha sido defendida por el portavoz adjunto del PP en el Senado, Antonio Silván, quien la considera una cuestión de «sentido común». Sin embargo, esta postura ha generado tensiones dentro del partido, especialmente con el PP de Madrid, que acusa a la dirección de actuar como en «Venezuela».
El odio en redes, una plaga que cobra vidas
El fiscal de Sala contra los Delitos de Odio y Discriminación, Miguel Ángel Aguilar, ha sugerido una modificación del Código Penal que permita restringir el acceso a Internet para aquellos que utilicen las redes sociales como herramientas de odio. «No podemos parapetarnos en el anonimato para decir lo que no decimos con nombres y apellidos«, afirmó Silván, reflejando la urgencia de frenar el auge del odio en la red. Esta medida, sin embargo, no ha recibido el respaldo unánime del partido.
La sección madrileña del PP, liderada por Isabel Díaz Ayuso, ha mostrado su rechazo, comparando la medida con las políticas restrictivas de Venezuela. Alfonso Serrano, el número dos del PP madrileño, minimizó la gravedad de los delitos de odio, reduciéndolos a simples «diferencias de opinión». Estas declaraciones resultan alarmantes, considerando que el odio en redes ya ha cobrado víctimas.
El silencio también mata, se necesita de una condena firme contra el odio
El PP enfrenta una encrucijada: apoyar la censura como herramienta para frenar el odio o permitir que la xenofobia y el racismo campen a sus anchas en la red. El reciente caso de Xavier García Albiol, alcalde de Badalona, quien utilizó su cuenta de Twitter para criminalizar a personas por su origen y color de piel, es un claro ejemplo del peligro de no actuar. La falta de una condena firme por parte del PP no solo es preocupante, sino que lo convierte en cómplice silencioso de un discurso de odio que ya ha causado demasiado daño.
Es momento de que el PP tome una postura firme y unificada en contra del odio, no solo con palabras, sino con acciones concretas.