El Pacto Europeo de Migración, que entrará en vigor en 2026, ha sido ampliamente criticado por organizaciones humanitarias y movimientos progresistas.
Estas críticas se centran en que el pacto institucionaliza prácticas violentas y deshumanizantes contra las personas migrantes. También, consideran, fvorece la externalización de las fronteras a países que no respetan los derechos humanos.
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Criminalización de las ONG y deportaciones masivas
Este acuerdo no introduce nuevas violaciones a los derechos humanos, pero legitima las ya existentes. Este es el caso de las devoluciones en caliente y las deportaciones aceleradas.
Según el eurodiputado Miquel Urbán, el pacto representa «necropolítica». El acuerdo apoya la criminalización de las ONG que realizan rescates en el Mediterráneo. Esto niega la ayuda a miles de migrantes en su intento de llegar a Europa.
Opacidad institucional y violencia en los CIE
El pacto también ha incrementado la opacidad en torno a las muertes de migrantes, tanto en el mar como en centros de internamiento. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras denuncian la falta de transparencia por parte de los Estados europeos. Los gobiernos intentan silenciar las tragedias en el Mediterráneo.
Además, los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) se han convertido en espacios de abuso institucional donde los migrantes son sometidos a torturas y vejaciones sin supervisión externa.
Alimentando el odio y el auge de la extrema derecha
Este pacto también contribuye a la criminalización de los migrantes. De igual manera, alimenta el odio racial y la xenofobia. Según la organización Open Cultural Center, se presenta a los migrantes como una amenaza para la seguridad nacional, lo que refuerza el discurso de la extrema derecha en Europa y propicia el surgimiento de movimientos populistas y autoritarios.
En conclusión, el Pacto Europeo de Migración refuerza políticas inhumanas y atenta contra los derechos fundamentales de las personas migrantes, profundizando una crisis humanitaria impulsada por el odio y la indiferencia.
Fuente: Público