El megapuerto de Chancay en Perú, promete revolucionar el comercio sudamericano, pero su construcción plantea serias interrogantes sobre su impacto en el medio ambiente y las comunidades locales.
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Un gigante del comercio con un alto costo ambiental y social.
El megapuerto de Chancay, ubicado en la costa central de Perú, está diseñado para convertirse en un motor clave para la economía sudamericana. Con una inversión China de 1,300 millones de dólares, el puerto promete transformar la logística y el comercio en toda la región, facilitando la exportación de productos como minerales, alimentos y textiles. Este proyecto, que se espera que maneje más de 1 millón de TEUs (contenedores) al año, se perfila como un nodo clave para el comercio entre Asia y América Latina, con un aumento estimado del 10% en las exportaciones peruanas.
Sin embargo, este ambicioso desarrollo ha generado preocupación entre activistas ambientales y comunidades locales, quienes advierten sobre los impactos negativos que podría tener en los ecosistemas marinos y en la población costera. El proyecto podría afectar la biodiversidad marina y desencadenar el desplazamiento de familias y comunidades que dependen de la pesca y otras actividades tradicionales.
El megapuerto de Chancay es una oportunidad para el crecimiento económico, pero debe ser acompañado de medidas que aseguren el respeto a los derechos humanos y la sostenibilidad ambiental.
¿Es posible que el desarrollo comercial de Chancay sea compatible con la protección de las comunidades y el medio ambiente?
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