La reciente DANA que azotó Valencia ha dejado a su paso un rastro de destrucción y un impacto psicológico profundo entre sus habitantes, quienes enfrentan pérdidas materiales, traumas emocionales y una sensación de desamparo. Según expertos en salud mental, el acompañamiento psicológico es crucial para que las personas afectadas puedan gestionar el trauma y superar la angustia vivida. Destacan que el proceso de recuperación psicológica debe comenzar de inmediato y mantenerse en el tiempo, ya que las secuelas emocionales pueden aparecer incluso meses después de la tragedia.
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Durante las primeras fases del desastre, muchas personas experimentan un estado de shock y confusión, caracterizado por una mezcla de incredulidad e impotencia. Esto es especialmente delicado para los menores, quienes deben recibir atención rápida y centrada en restaurar su sensación de seguridad. Alrededor de un 20% de los afectados en zonas como la «zona cero» de Valencia pueden desarrollar estrés postraumático, un trastorno que, de no ser tratado, podría impactar significativamente su calidad de vida a largo plazo.
Además de la intervención psicológica, es fundamental asegurar que las personas afectadas tengan acceso a recursos básicos y asistencia médica. La comunidad valenciana, respaldada por instituciones y redes sociales, ha comenzado a movilizarse para ofrecer apoyo, pero es evidente que las necesidades son inmensas y que se requieren esfuerzos coordinados y a largo plazo para ayudar a la recuperación.
La DANA ha puesto en evidencia, una vez más, la importancia de una salud mental sólida y de estructuras de apoyo comunitario preparadas para atender emergencias. Enfrentar y sobreponerse a estas catástrofes no es solo un desafío logístico, sino una prueba de resiliencia humana. Como sociedad, no podemos permitir que las personas afectadas enfrenten solas el impacto emocional de estas tragedias.