
Archivo: El Solidario. Manifestación frente al consistorio bilbaíno para protestar por el desalojo violento del Gaztetxe de Etxarri
La okupacion de espacios deshabitados, en ruinas, algunos propiedad de empresas perseguidas por la justicia, ha sido una tradición en el País Vasco y ha enriquecido la cultura y la comunidad como no lo ha hecho ningún espacio cultural.
En la tradición vasca, estos lugares se llaman gaztetxes, es decir, casa de la juventud. Si preguntas a cualquier persona de Heuskal Herria sin importar la edad que tenga sobre estos espacios ocupados, lo más probable es que los haya visitado o que alguno de sus familiares más cercanos lo haga habitualmente y es que, casi cada pueblo tiene uno.
Estos espacios atuogestionados donde puedes encontrar desde comedores vegetarianos hasta danza, talleres de autocuidado o de costura, conciertos, exposiciones, conferencias, encuentros y casi lo que se te ocurra, han sido semilla de motivación para un sin fin de jóvenes y no tan jóvenes.
Sin embargo, las autoridades políticas, que no los vecinos y vecinas de los barrios donde se ubican (ellos son los primeros en protestar porque no se destruyan, desalojen o se vendan al mejor postor) insisten en que desaparezcan, sobre todo aquéllos que o bien adquieren una importancia determinate a nivel cultural y le hace sombra a la administración pública (como pasó en el caso de Kukutza) o bien, los terrenos son fértiles para el negocio especulativo de la vivienda o ambas cosas.
En el caso de la especulación y la reconversión de usos del suelo, se ha encuadrado el último desalojo violento, el del gaztetxe de Etxarri, que se ha saldado con una persona operada de urgencia por un balazo de foam y varios heridos.
Por desgracia, una tónica general de estos desalojos que ponen en contra a una gran parte del pueblo vasco.
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Lo sucedido
Miles de personas denuncian en Bilbao el desalojo del gaztetxe de Etxarri y la represión policial durante las horas previas por parte de la Ertzaintza donde hubo detenciones, cargas y heridos.

Se convocó una marcha el viernes 3 de abril que tuvo como final del recorrido el Ayuntamiento bilbaíno, a cuyos miembros los manifestantes tachan como responsables y cómplices junto a la constructora Amenabar del “pelotazo urbanístico” en Errekalde y del consecuente desalojo del espacio cultural y autogestionado que se produjo el 4 de abril por la mañana.
Al pasar frente al Palacio de Justicia durante la marcha del viernes, varias personas han mostrado fotografías de personas que fueron golpeadas por la policía en la noche del desalojo. “Nos han arrebatado Etxarri, pero volveremos más fuertes en el futuro. ¡Etxarri, aurrera!”.
Con este caso, señala la plataforma, se pretende poner en “marcha un montaje judicial y policial para introducir el miedo, no solo entre el movimiento estudiantil, que hoy pelea también en defensa de la universidad pública, sino entre toda la clase trabajadora, las mujeres, las migrantes, el colectivo LGTBIQ+ y la izquierda combativa”.
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