
Mensaje de "No al Litio" en Salinas Grandes Jujuy, Argentina / Alfonsina Esquivel / El Solidario
Los ricos contaminan, los pobres huyen
Mientras los países ricos hablan de transición ecológica, siguen saqueando recursos del sur global. Así la factura ambiental la pagan, nuevamente, los más vulnerables.
¿Qué es el colonialismo energético?
El colonialismo energético es la nueva cara del extractivismo: potencias económicas obtienen minerales, petróleo y tierras de países empobrecidos para alimentar sus industrias “verdes” y tecnológicas.
El sur global suministra litio, cobalto y energía barata, mientras soporta los costos ecológicos, la contaminación y la devastación de sus territorios.
En el caso del litio, conocido como el «oro blanco«, es fundamental para la fabricación de baterías utilizadas en dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos. Sudamérica, especialmente la región conocida como el «Triángulo del Litio» —que abarca partes de Argentina, Bolivia y Chile—, posee aproximadamente el 54% de las reservas mundiales de este mineral, según el CEPAL.
Su extracción ha generado controversias debido a sus posibles efectos ambientales y sociales. En Argentina, se ha reportado que la actividad minera ha afectado fuentes de agua locales, secando ríos y perjudicando a comunidades dependientes de estos recursos. Además, la falta de un marco legal sólido en algunos países ha permitido que empresas internacionales extraigan litio con beneficios limitados para las economías locales.
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Los países ricos contaminan, pero no pagan
Según datos de la ONU, el 10% más rico del planeta es responsable de más del 50% de las emisiones de CO2. Sin embargo, son las naciones más pobres quienes sufren sequías, inundaciones y crisis alimentarias. La injusticia climática es flagrante: quienes menos han contribuido al calentamiento global, son quienes más padecen sus consecuencias.
Migraciones climáticas, la cara oculta del desplazamiento
Hoy, millones de personas migran no solo por conflictos o pobreza, sino por la crisis climática provocada por el norte global. La desertificación, pérdida de cosechas y desastres naturales obligan a comunidades enteras a abandonar sus tierras, mientras las políticas migratorias europeas y norteamericanas endurecen fronteras.
Repensar el modelo, un futuro sin nuevos colonialismos
El futuro exige romper con este modelo extractivista que sigue perpetuando desigualdades. Solo un compromiso real con la justicia climática y la soberanía energética de los pueblos permitirá frenar el saqueo ambiental y social.
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