La polémica en torno a la instalación de la planta de gas de Totisa en Las Palmas de Gran Canaria sigue creciendo.
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Ahora, el Colegio de Médicos de Las Palmas se ha unido a los colectivos ciudadanos y organizaciones medioambientales que rechazan este proyecto, argumentando los posibles riesgos para la salud pública y el medio ambiente.
Este respaldo refuerza la lucha por un modelo energético sostenible y pone en el centro del debate el impacto de la industria fósil en las comunidades locales.
Un proyecto que divide a la ciudadanía
La planta de gas, proyectada en el puerto de La Luz, ha despertado el rechazo de amplios sectores de la sociedad, incluyendo asociaciones vecinales, plataformas ecologistas y profesionales de la salud. Según los opositores, el proyecto supone un retroceso en la transición energética hacia fuentes renovables y podría afectar la calidad del aire, aumentando enfermedades respiratorias y cardiovasculares entre los habitantes de la zona.
El Colegio de Médicos ha destacado que la cercanía de la planta al núcleo urbano podría exponer a la población a contaminantes peligrosos, como partículas finas y óxidos de nitrógeno, que están asociados con un aumento en los casos de asma y otras patologías crónicas. Estudios recientes muestran que en áreas expuestas a instalaciones similares, las tasas de enfermedades respiratorias han incrementado hasta un 25% en los últimos diez años .
¿Es el gas natural una solución sostenible?
Mientras las autoridades locales defienden la instalación argumentando que el gas natural es una «energía de transición», los críticos insisten en que no es una solución real ni sostenible. Por el contrario, aseguran que perpetúa la dependencia de combustibles fósiles, en un momento en que la crisis climática exige una apuesta decidida por fuentes limpias como la energía solar y eólica.
Además, denuncian que este tipo de proyectos se suelen realizar sin consultar de manera adecuada a las comunidades afectadas, lo que representa una violación del derecho a un medio ambiente saludable , reconocido como un derecho humano fundamental.
¿Qué futuro queremos construir?
Con la incorporación del Colegio de Médicos al movimiento opositor, el debate adquiere una nueva dimensión, destacando la necesidad de considerar no solo los impactos económicos, sino también los sociales y sanitarios.
¿Deberíamos seguir apostando por un modelo energético que pone en riesgo la salud y el medio ambiente, o es hora de priorizar las energías renovables?
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