La Comisión Europea y los países del Mercosur anunciaron el viernes la conclusión de un acuerdo que crea la mayor zona de libre comercio del mundo. Sin embargo, el acuerdo deberá ser aprobado por los estados miembros de la UE.
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La Unión Europea finalizó un histórico acuerdo de libre comercio con Brasil, Argentina y otros tres países sudamericanos de la alianza comercial Mercosur, una medida largamente esperada a pesar de la feroz actitud opositora de Francia, que pone fin a un cuarto de siglo de negociaciones.
El acuerdo crearía un mercado de más de 700 millones de personas, lo que representa casi el 25% del producto interno bruto mundial, y ahorraría a las empresas alrededor de 4.000 millones de euros en aranceles cada año.
Preocupación en Francia y España
El acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur sigue generando controversias debido a sus implicaciones económicas, sociales y medioambientales. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha criticado duramente el pacto, calificándolo de «inaceptable» en su estado actual.
Según Macron, el acuerdo pone en riesgo la soberanía alimentaria de Europa y no respeta los compromisos climáticos necesarios en la lucha contra el cambio climático. Esta posición ha sido respaldada por sindicatos europeos y organizaciones agrícolas de España y Francia, quienes temen que el pacto impacte negativamente en la competitividad del sector agrario europeo.
En España, sindicatos y agricultores señalan que el acuerdo no protege adecuadamente a los productores locales frente a las importaciones desde Mercosur, donde las normativas de producción suelen ser menos estrictas en comparación con las europeas.
Además, organizaciones de consumidores europeos han manifestado preocupación por el posible ingreso de productos que no cumplen con los estándares de calidad y sostenibilidad exigidos en Europa.
El secretario de Relaciones Internacionales de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), José Manuel Roche, advirtió que el acuerdo UE-Mercosur puede dañar gravemente a la agricultura y ganadería familiar en Europa, afectando sectores como el vacuno, porcino y arroz. Criticó que el sector agrario se haya usado como «moneda de cambio».
Por otro lado, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas afirmó en su cuenta en (X) que el pacto es una «gran oportunidad económica», asegurando que fortalecerá al agro español al abrir nuevos mercados en Latinoamérica.
Mercosur es una gran oportunidad económica para el sector agrario.
— Luis Planas Puchades (@LuisPlanas) December 6, 2024
España gana con él.
Nuestro sector agroalimentario saldrá reforzado de esta apertura a un continente con el que nos unen lazos de cultura e idioma. https://t.co/0VxadWGHIh
Mientras tanto, en Latinoamérica, la llegada de líderes como Javier Milei a la presidencia de Argentina ha reavivado el debate interno sobre la modernización y viabilidad del Mercosur. Milei ha criticado el bloque por sus limitaciones y ha propuesto reformas que permitan mayor apertura económica, generando incertidumbre sobre la futura relación comercial con la UE.
El pacto, que busca eliminar barreras arancelarias y fomentar el comercio entre ambas regiones, se encuentra en un punto crítico.El debate refleja posiciones enfrentadas sobre el impacto del acuerdo en el campo. Las presiones desde ambos lados del Atlántico reflejan un choque entre intereses comerciales, protección ambiental y derechos laborales.
Es crucial que cualquier acuerdo comercial contemple un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección de los sectores vulnerables. Sin ajustes significativos, este pacto podría exacerbar las desigualdades y comprometer los objetivos climáticos globales. La urgencia de un diálogo transparente y constructivo entre las partes involucradas no puede ser subestimada.
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