La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) ha dejado a su paso un devastador saldo en la Comunidad Valenciana, con al menos 158 víctimas mortales confirmadas.
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Este temporal extremo, considerado el más grave en la región en los últimos 100 años, afectó especialmente a poblaciones como Utiel, Cheste y Chiva, donde las fuertes lluvias provocaron inundaciones masivas y atraparon a numerosos residentes en sus hogares.
Desde que inició la tragedia, cientos de equipos de emergencias trabajan sin descanso en el rescate y recuperación de cuerpos en áreas completamente cubiertas de escombros. La cifra de fallecidos continúa en aumento mientras las labores de búsqueda prosiguen.
Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, ha solicitado el apoyo del Ejército para atender a los afectados y coordinar el despliegue de ayuda humanitaria en las zonas más golpeadas.
Daños en la infraestructura vial
A la devastación humana se suma el colapso de infraestructuras esenciales: carreteras cortadas, puentes destruidos y decenas de viviendas inundadas. Además, las autoridades han declarado tres días de luto oficial en municipios como Utiel, donde las banderas ondean a media asta en señal de duelo colectivo.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, visitó la región para evaluar los daños y garantizar que el Estado continuará ofreciendo recursos para apoyar a las comunidades afectadas.
La Agencia Estatal de Meteorología ha emitido alertas rojas para áreas del interior y litoral, advirtiendo sobre posibles lluvias torrenciales en los próximos días, lo que mantiene a la población en máxima alerta.
Esta catástrofe recuerda que los fenómenos naturales, aunque impredecibles, deben contar con políticas de prevención más robustas. ¿Cuántas vidas más serán necesarias para entender la importancia de una gestión climática que priorice la protección humana?
Fuentes: ElDiario.es, ElPaís,es