Como una dolorosa evidencia de la creciente desigualdad y precariedad habitacional, un reciente informe revela que más de 400.000 niñas y niños viven en la calle en la Unión Europea.
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Esta alarmante cifra pone de manifiesto la urgente necesidad de políticas efectivas y humanitarias para abordar el sinhogarismo infantil y proteger los derechos de los menores.
El noveno Informe sobre la Exclusión Residencial en Europa, elaborado por la Fundación Abbé Pierre y FEANTSA, destaca que el aumento del precio de la vivienda y la escasez de viviendas asequibles han dejado sin techo a cientos de miles de personas, un gran número de ellas menores de edad.
En 2023, cerca de 14,5 millones de jóvenes vivieron en domicilios con goteras o moho, y cinco millones de familias con menores a cargo sufrieron pobreza energética.
La situación es especialmente grave en países como Alemania, donde a principios de 2023 se contabilizaron 372.060 personas sin hogar, una cifra que podría ser mayor debido a la falta de registro de todas las personas afectadas.
En España, la situación no es menos preocupante, con el país ocupando el segundo lugar en la UE en cuanto a riesgo de pobreza infantil.
El informe subraya que la crisis habitacional tiene consecuencias directas y profundas en la infancia, afectando la salud, el acceso a la educación y las oportunidades futuras de toda una generación.
“Si el valor de una sociedad se mide por cómo trata a su población joven, Europa estaría en grandes problemas”, concluye el informe.
Este aumento en el sinhogarismo infantil coincide con un incremento preocupante en los casos de violencia de género en España.
La violencia vicaria, donde los agresores atacan a los hijos e hijas de las víctimas, también ha mostrado un aumento alarmante. Este tipo de violencia es una de las formas más crueles y devastadoras, y subraya la necesidad de medidas urgentes para proteger a las víctimas.
Es crucial que las autoridades y la sociedad civil trabajen conjuntamente para implementar políticas efectivas y proveer recursos adecuados tanto a los menores sin hogar como a las víctimas de violencia de género. La solidaridad y el compromiso son esenciales para garantizar un futuro seguro y equitativo para todos.
FUENTES: El Salto Diario : MSN : UNICEF : El País