¿Estamos ante un quiebre definitivo en las relaciones España-Venezuela? Las tensiones crecen y se agravan.
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La confrontación entre España y Venezuela ha escalado después de que la ministra de Defensa española, Margarita Robles, calificara el régimen de Nicolás Maduro como una «dictadura». Estas declaraciones, realizadas durante un acto cultural en Madrid, despertaron una airada respuesta por parte del gobierno venezolano, que ha convocado al embajador español en Caracas, Ramón Santos, y llamado a consultas a su embajadora en España. Venezuela considera las palabras de Robles como «insolentes y groseras», lo que marca un alarmante deterioro en las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Venezuela estalla ante las duras acusaciones de Robles
Las palabras de Margarita Robles no fueron un ataque improvisado. En un evento sin contenido político, la ministra aprovechó para condenar la persecución que sufren los opositores venezolanos y denunciar el exilio masivo. «Es inaceptable que tantos hombres y mujeres hayan tenido que huir de Venezuela por una dictadura que les niega derechos básicos», declaró Robles, desatando una tormenta diplomática. La reacción no se hizo esperar: el gobierno de Nicolás Maduro no tardó en convocar al embajador español, acusando a Robles de «injerencia» y «grosería», lo que ha llevado a un conflicto diplomático que podría agravarse.
Albares apaga el fuego, pero la tensión sigue latente
Mientras Venezuela intensifica sus quejas, el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, ha optado por la diplomacia cautelosa, evitando llamar a la situación una crisis. «Convocar a un embajador es una decisión soberana de cada Estado», dijo Albares, eludiendo cualquier referencia directa a las acusaciones de Robles. «Mi prioridad son los 200.000 españoles que residen en Venezuela», insistió, poniendo el foco en los lazos históricos entre ambos países. Sin embargo, su negativa a calificar el régimen de Maduro como dictadura ha generado debate en España, especialmente tras la reciente propuesta del Partido Popular para reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela.
El choque diplomático evidencia la fragilidad de las relaciones entre España y Venezuela, con un régimen que no tolera las críticas y un gobierno español dividido entre la diplomacia y las contundentes acusaciones. El futuro de los venezolanos exiliados y los derechos humanos en el país sudamericano siguen en el centro de esta disputa, mientras crece la preocupación por el desenlace de esta nueva crisis.
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Fuente: 20minutos