El expresidente peruano Alberto Fujimori, conocido por su controvertido mandato y sus condenas por crímenes de lesa humanidad, falleció a los 86 años en la casa de su hija Keiko Fujimori en Lima.
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Fujimori, quien gobernó Perú entre 1990 y 2000, dejó un legado marcado por la represión, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.
Un legado de violencia y corrupción
Fujimori llegó al poder en 1990 y rápidamente implementó políticas de mano dura para combatir la insurgencia de Sendero Luminoso y la crisis económica. Sin embargo, su gobierno también estuvo caracterizado por graves abusos a los derechos humanos.
En 2009, fue condenado a 25 años de prisión por su responsabilidad en las masacres de Barrios Altos y La Cantuta, donde murieron 25 personas, y por los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer.
Durante su mandato, Fujimori disolvió el Congreso en un autogolpe en 1992, consolidando su poder y debilitando las instituciones democráticas.
Su régimen fue responsable de la tortura y desaparición de miles de personas, y su administración estuvo plagada de escándalos de corrupción.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú documentó más de 69,000 víctimas de la violencia política durante su gobierno.
La muerte de Fujimori ha generado diversas reacciones en Perú. Mientras algunos de sus seguidores lo recuerdan como el líder que salvó al país del colapso, muchos otros destacan su legado de violaciones a los derechos humanos y corrupción.
Su hija, Keiko Fujimori, ha sido una figura política prominente, aunque sus intentos de alcanzar la presidencia han sido infructuosos y está vinculada a procesos judiciales por lavado de activos y por el escándalo de Odebrecht.
El fallecimiento de Alberto Fujimori marca el fin de una era oscura en la política peruana. En un país que aún lucha por reconciliarse con su pasado, la memoria de las víctimas de su régimen es fundamental para construir un futuro más justo y equitativo.
FUENTES: eldiario.es : BBC : La Nación : National Geographic : Clarín