Cinco años después de la trágica muerte de Ana Buza, sus padres luchan por justicia. ¿Fue realmente un suicidio o se encubre un feminicidio?
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Cinco años han pasado desde que Ana Buza, una joven de 19 años, fue hallada muerta en extrañas circunstancias en la autovía A-4, cerca de Carmona. Las autoridades cerraron el caso en solo 36 horas, concluyendo que se trataba de un suicidio. Sin embargo, sus padres nunca aceptaron esa versión. «Mi hija no se quitó la vida«, afirma con dolor Antonio Buza, su padre, quien ha invertido tiempo, esfuerzo y recursos para reabrir la investigación. Hoy, tras nuevos indicios, los expertos respaldan su teoría: Ana fue asesinada por su novio.
Una investigación negligente que apunta al machismo
La investigación inicial estuvo plagada de negligencias, como la falta de análisis de pruebas clave. Los agentes creyeron rápidamente la versión del novio, R.V., quien dio hasta cuatro versiones diferentes de lo ocurrido esa madrugada. El caso fue cerrado sin esperar los resultados de la autopsia ni de toxicología. «No se molestaron ni en investigar bien, ni en tomar declaraciones a los testigos«, denuncia Antonio Buza, quien desde el principio sintió que el suicidio era una excusa para encubrir un feminicidio.
Los informes forenses aportados por la familia demuestran que la muerte de Ana no fue un suicidio. Según expertos, es imposible que alguien se arroje de un coche en movimiento a 117 kilómetros por hora y sobreviva. Las fracturas de la joven, según varios forenses, son compatibles con un atropello, no con una caída. «Sé lo que ocurrió y voy a probarlo en los tribunales«, asegura Buza, decidido a demostrar que su hija fue asesinada por su pareja, quien la controlaba y aislaba.
El encubrimiento de un feminicidio
La historia de Ana va más allá de la negligencia judicial. La psicóloga de la joven confirmó que su novio era un maltratador, celoso y manipulador. A pesar de estos testimonios, en un principio no se consideró la posibilidad de violencia de género. «La policía que investigó no tenía formación en violencia machista«, lamenta Buza, quien también denuncia la manipulación de pruebas, como el móvil de su hija, que apareció días después de su muerte en circunstancias sospechosas.
Hoy, el juez tiene la responsabilidad de decidir si este caso, reabierto gracias a la tenacidad de sus padres, llega a juicio. «No ha habido voluntad de investigar desde el principio«, concluye Buza, decidido a que la verdad salga a la luz y su hija no sea solo otra cifra en la larga lista de víctimas de la violencia machista.
La lucha de una familia por justicia no debe pasar desapercibida. ¿Qué opinas sobre este caso? ¡Déjanos tu comentario y comparte tu voz!
Fuente: El País