
Archivo: EL Solidario. Patronato de la Mujer
La Iglesia católica puede ser la institución más violenta que ha pervivido a lo largo de la historia y que aún así, consigue que todavía haya personas adeptas a sus filas, se bauticen y se casen, engordando así sus arcas ya de por si, más que repletas.
Desde la inquisición, pasando por la colonización de América o el abuso a menores, la difusión de la doctrina de Jesucristo está manchada de violencia. Además, una clase de violencia hipócrita que se llama a si misma santa.
Con esto, no hay que obviar que dentro de sus filas también han habido (y hay) personas que han dado su vida por los demás, que han luchado con uñas y dientes contra la pobreza o que se han quitado el pan de su boca para dárselo a otro.
Aún con todo, la instrumentalización de la religión católica por parte del poder ha sido una constante en nuestras sociedades occidentales. El Estado y la Iglesia han ido de la mano y juntos, han cometido atentados contra la dignidad de toda persona que ellos consideraban que estaba fuera de su canon moral, social y/o económico.
Durante el franquismo, la iglesia se convirtió en el brazo ejecutor de la moral, castigando, martirizando, encerrando y violando los derechos y los cuerpos de mujeres y niñas. Hoy quieren pedir perdón pero para aquellas mujeres, este perdón llega demasiado tarde.
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Mujeres supervivientes de los Reformatorios del Patronato de Protección a la Mujer
La Conferencia Española de Religiosos (CONFER), institución que representa a más de 400 congregaciones religiosas, ha pedido perdón a las mujeres supervivientes de los reformatorios del Patronato de Protección a la Mujer, organismo creado en 1941 adscrito al Ministerio de Justicia, con el que el régimen franquista oficializó su represión hacia las mujeres para reeducarlas en la moral católica.
Las congregaciones religiosas estuvieron al frente de los centros del patronato, donde miles de niñas, adolescentes y mujeres adultas fueron internadas, entre 1941 y 1985, enviadas por sus padres y hermanos normalmente, o conducidas allí por la Policía, por el simple hecho de mostrar un comportamiento poco recatado. Otras, violadas incluso por sus propios padres, embarazadas, fueron recluidas en aquellos centros como si fueran auténticas delincuentes.
La asociación Las desterradas hijas de Eva, creada por Consuelo García del Cid, superviviente de los reformatorios, ha luchado en los últimos años por el reconocimiento del sufrimiento experimentado en los reformatorios del Patronato. Fruto de su labor, la CONFER ha convocado el acto para pedirles públicamente perdón, pero su perdón no ha sido aceptado.
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