Es hora de derribar los mitos sobre la vejez y abrazar una vida plena en todas las edades
Delismar González Tortolero 
Lejos de ser una etapa de declive, la vejez puede ser una fase de plenitud y participación activa
Lejos de ser una etapa de declive, la vejez puede ser una fase de plenitud y participación activa. Sin embargo, los estereotipos edadistas y la falta de políticas inclusivas perpetúan la discriminación hacia las personas mayores. Organizaciones y expertos progresistas abogan por un cambio de paradigma que reconozca el valor de la experiencia y promueva una sociedad para todas las edades.
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En el marco del Día Internacional de las Personas de Edad, diversas voces progresistas han alzado la voz contra el «viejismo», una forma de discriminación que margina a las personas mayores y las reduce a estereotipos de fragilidad y dependencia.
Lázaro González, presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), enfatiza la necesidad de fomentar una imagen positiva de la vejez y erradicar los prejuicios que impiden una convivencia intergeneracional armoniosa.
La catedrática emérita de Filosofía Moral y Política, Victoria Camps, señala que «envejecer bien no depende solo de nosotros mismos, sino también de factores como las enfermedades, el género o la condición socioeconómica», destacando la importancia de políticas públicas que garanticen el bienestar en la vejez.
Por su parte, la gerontóloga Ana Freixas aboga por transformar el concepto peyorativo de «hacerse viejo» y reconocer que «ser viejo no es solo un logro individual, sino de toda la sociedad, que ha conseguido alargar la esperanza de vida».
La Organización Mundial de la Salud define el envejecimiento activo como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad para mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. Este enfoque promueve la participación plena en la sociedad y el respeto por los derechos y la dignidad de las personas mayores.
La sociedad debe reconocer y apoyar la diversidad y la experiencia de las personas mayores. Construir una sociedad inclusiva y libre de edadismo no solo es un acto de justicia, sino también una oportunidad para enriquecer nuestro tejido social con la sabiduría y la participación activa de todas las generaciones.
La vejez no debe ser vista como un final, sino como una etapa más de la vida, llena de posibilidades y contribuciones valiosas.
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