En un contexto social cada vez más polarizado, la normalización de discursos extremistas se ha convertido en una preocupación creciente. En Francia, este fenómeno ha sido particularmente evidente, según publica elDiario.es.
Esta dinámica condujo hace tres semanas a una contundente victoria en las elecciones europeas y este domingo situó al partido de Marine Le Pen a las puertas del poder, después de la victoria en la primera vuelta de las legislativas.
RN, la agrupación de ultraderecha, lideró el bloque más votado (33,2%), por delante del Nuevo Frente Popular (28%) y de la coalición presidencial (20%).
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Más de 10,7 millones de franceses votaron por el antiguo Frente Nacional y sus aliados, la cifra más alta de la extrema derecha en unas legislativas y la segunda más elevada de la historia del partido.
¿Cómo llegamos hasta aquí y cuáles son las consecuencias?
El rol de los políticos conservadores y el ascenso de nuevas figuras
Los conservadores han desempeñado un papel crucial al allanar el camino para la extrema derecha. Su retórica y políticas han contribuido a la normalización de posturas anti-Macron y algunas más radicales.
Otra parte del éxito electoral se debe a que Le Pen ha conseguido, por primera vez; una alianza con un sector de la derecha tradicional.
De cara a la segunda vuelta intentará atraer a nuevos políticos, procedentes de la derecha gaullista; destacando puntos en común en materia de inmigración.
El ascenso de Jordan Bardella, posible primer ministro si RN consigue una mayoría absoluta en la Asamblea, resulta otra de las claves.
A sus 28 años, Bardella ha logrado simpatías entre jóvenes, jubilados y la clase media; al tiempo que ha modulado el discurso del partido para hacerlo más aceptable.
El papel de los medios de comunicación
Los medios también han desempeñado un papel importante al dar visibilidad a estas figuras. En ese sentido señalan la labor de la televisora CNews en el proceso de unión de las derechas; y de apoyo a la estrategia de normalización y aceptación puesta en marcha por Marine Le Pen.
La participación ciudadana es clave para hacer frente a una tendencia que se extiende por Europa; y amenaza con eliminar varios de los avances sociales y políticos conquistados.