
Archivo: El Solidario. Carretera del parque natural de Grazalema tratada con herbicida
Se sabe a ciencia cierta que los herbicidas además de matar hierbas, también contaminan aguas y suelo y eliminan la biodiversidad, es decir, que si en el arcén de la carretera de salida de tu pueblo antes había amapolas y mariquitas y ya no hay, no es porque la amapola o la mariquita hayan hecho mutis por el foro porque no les gusta nuestro planeta a lo Principito, es porque seguramente, las mataron con herbicidas y ya no podrás ver más sus fragilidades danzantes a la salida de tu localidad.
Y así, pues con todo. Parece que a las personas que están sentadas en la Junta de Andalucía o en las administraciones locales, ni les intoxican ni les enferman, todos los venenos con los que nos dedicamos a arrasar lo bello y nutricio de nuestro hábitat.
Así ha sucedido en las cunetas del Parque Natural Sierra de Grazalema, en Cádiz, que a pesar de que la Junta de Andalucía había prometido en 2020 que evitaría estas prácticas en espacios protegidos, se ha retomado el uso de herbicidas, posiblemente glisofato u otro compuesto químico.
Esto es lo que ha denunciado la asociación Amigos del Bosque acción local en un comunicado en el que recuerda que, en aquel momento, el gobierno autonómico subrayó la necesidad de “excluir la aplicación de fitocidas en las carreteras que transiten por parques naturales de la provincia en su conjunto […] y en los que viertan directamente a los embalses de abastecimiento”.
Un retroceso en la gestión ambiental del parque
Diversas organizaciones manifiestan que este regreso al uso de químicos supone un paso atrás en la protección del entorno natural, especialmente cuando ya se ha demostrado que los métodos mecánicos de desbroce resultan eficaces.
Además del daño ambiental, el uso de herbicidas puede aumentar el riesgo de incendios forestales. Según explica la asociación, estos productos secan prematuramente la vegetación, generando material inflamable que, junto con residuos como papeles, plásticos o vidrios —que pueden actuar como lupa—, se convierte en un peligro latente.
`Por otro lado, uno de los aspectos más criticados es la ausencia de información pública sobre el producto aplicado. No se ha confirmado si se trata de glifosato, una sustancia clasificada como cancerígena por diversas agencias internacionales. Tampoco se han tomado medidas para evitar su impacto en aguas superficiales o subterráneas.
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