
Imagen tomada de europapress.es :El Solidario. El jefe de la UDEF es detenido.
La Transición española se vendió como un paso pacífico hacia la democracia, pero la realidad fue otra para quienes sufrieron torturas en comisarías. Testimonios recogidos en Asturias revelan un catálogo de abusos inhumanos: bañeras, golpes con barras de hierro y brutales interrogatorios. Estas prácticas, lejos de ser aisladas, fueron sistemáticas y contaron con la complicidad de las autoridades.
Uno de los casos más estremecedores es el de aquellos detenidos en la comisaría de Oviedo, donde la Brigada Político-Social aplicaba técnicas de tortura con total impunidad. Las víctimas narran cómo eran sumergidas en bañeras hasta la asfixia, golpeadas con barras metálicas y, en muchos casos, enviadas directamente al hospital tras los interrogatorios. Sin embargo, los responsables nunca fueron juzgados ni condenados.
Pese a la llegada de la democracia, la impunidad sigue siendo la norma. Las denuncias de torturas durante la dictadura y la Transición han sido sistemáticamente archivadas, protegidas por la Ley de Amnistía de 1977. Mientras en otros países los crímenes de sus regímenes autoritarios han sido investigados, en España se sigue negando justicia a las víctimas.
La falta de reconocimiento y reparación deja una herida abierta en la memoria histórica. Las torturas no fueron excesos de unos pocos, sino una práctica estructural del Estado. Hoy, décadas después, sigue siendo fundamental exigir justicia para quienes sufrieron el lado más oscuro de la Transición.
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