
Archivo/ELSOLIDARIO. Párkinson.
El número de personas que viven con enfermedad de Parkinson se duplicará en las próximas décadas, pasando de 11,7 millones en 2021 a 25,2 millones en 2050, según un reciente estudio de modelización de la Universidad Médica Capital, en Beijing, China publicado por ‘The BMJ’. Este alarmante incremento, de más del 112%, convierte al Parkinson en uno de los grandes retos de la salud pública global, evidenciando la urgente necesidad de fortalecer los sistemas sanitarios y apostar por políticas preventivas y de investigación.
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El envejecimiento poblacional, junto al aumento de la esperanza de vida, son factores determinantes en esta proyección. A medida que las sociedades avanzan hacia modelos más longevos, las enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson se convierten en un desafío estructural. Sin embargo, la edad no es el único factor. Diversos estudios señalan que la exposición a pesticidas, contaminación ambiental y ciertos hábitos de vida también juegan un rol clave en el desarrollo de esta patología, especialmente en países con sistemas de protección ambiental y laboral débiles.
Organizaciones como la OMS y asociaciones de pacientes advierten que el sistema sanitario global no está preparado para atender el crecimiento exponencial de los casos. En muchas regiones, el diagnóstico sigue siendo tardío, lo que limita las posibilidades de un tratamiento eficaz y agrava la calidad de vida de quienes padecen la enfermedad. Además, el acceso a terapias innovadoras es desigual, generando brechas sociales que afectan principalmente a personas mayores con menos recursos.
En términos económicos, el impacto será devastador. Solo en Europa, el coste sanitario y social del Parkinson supera los 14.000 millones de euros anuales, cifra que podría duplicarse en menos de tres décadas si no se adoptan políticas de salud pública integrales.
Frente a este panorama, es urgente promover programas de prevención, mayor inversión en investigación médica y campañas de concienciación sobre el Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. El futuro de la salud global depende de un cambio de enfoque, donde la atención integral, la justicia social y la prevención ambiental sean pilares fundamentales.
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