Trump y Netanyahu ejecutan un plan de limpieza étnica en Gaza ante la mirada pasiva del mundo
Fausto 
El Solidario: Donald Trump y Benjamín Netanyahu quieren expulsar a los palestinos de Gaza.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, reafirmó su apoyo incondicional a Israel al defender el desplazamiento forzado de palestinos y anunciar que Washington “tomará el control de Gaza”.
En una reunión con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Trump justificó la expulsión de la población palestina, alegando que “no tienen más alternativa que marcharse”.
Además, congeló la financiación a la UNRWA (la agencia de la ONU para los refugiados palestinos) y sacó a EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, consolidando su alineamiento con las políticas genocidas de Israel.
Un plan de exterminio con respaldo estadounidense
Las declaraciones de Trump no son aisladas, sino que responden a un proyecto sistemático de limpieza étnica en Palestina, con el apoyo de Washington. Desde el inicio de la ofensiva en Gaza, Israel ha llevado a cabo bombardeos indiscriminados sobre población civil, destruyendo hospitales, escuelas y refugios, en lo que organismos de derechos humanos han calificado como crímenes de guerra.
La deshumanización del pueblo palestino es clave en esta estrategia: presentarlos como una amenaza permite justificar su desplazamiento forzado y la ocupación total de Gaza.
La comunidad internacional ha condenado la violencia israelí, pero la Casa Blanca sigue blindando a Netanyahu, vetando resoluciones en la ONU y proporcionando apoyo militar incondicional.
El silenciamiento de la comunidad internacional
A pesar de la evidencia del genocidio en curso, muchas potencias occidentales guardan silencio o simplemente emiten comunicados tibios. La suspensión de fondos a la UNRWA, que atiende a millones de palestinos desplazados, es un golpe devastador que busca acelerar su expulsión definitiva.
La pregunta es inevitable: ¿Hasta cuándo la comunidad internacional permitirá esta masacre? El pueblo palestino tiene un derecho legítimo e inalienable a su tierra. Cualquier intento de expulsarlo es un crimen contra la humanidad que debe ser denunciado y detenido.
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