Tras cinco décadas de exilio en los campamentos de refugiados de Tinduf, Argelia, el feminismo saharaui enfrenta una lucha debilitada por el abandono internacional y las adversas condiciones de vida.
Las mujeres, que han sido pilar fundamental en la resistencia y organización comunitaria, ven cómo sus esfuerzos se erosionan ante la creciente crisis humanitaria y la corrupción que asola a su pueblo.
En los campamentos de Tinduf, donde residen aproximadamente 173.600 saharauis, casi el 90% padece inseguridad alimentaria o está en riesgo de sufrirla.
Esta situación se ha agravado desde noviembre de 2024, cuando el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) anunció una reducción del 30% en la canasta de productos básicos que distribuye entre los refugiados saharauis en territorio argelino.
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Debido a las condiciones climáticas extremas, a la tierra infértil del desierto de la Hamada y a la falta de empleo e infraestructuras, este pueblo depende casi exclusivamente de la ayuda internacional para subsistir.
Un pueblo en constante lucha por sus derechos y oportunidades
Esta precariedad impacta directamente en las mujeres, quienes históricamente han liderado la educación y la cohesión social en los campamentos.
Fatimatu, maestra y activista, señala que la falta de transparencia y la corrupción afectan al machismo porque las mujeres se vinculan menos políticamente: «Cada vez hay más mujeres que se quedan en casa porque sus hombres no quieren que trabajen, esto es lo que sucede».
Además de maestra, está escribiendo un libro sobre los centros de mujeres en los que encierran a aquellas que han tenido hijos fuera del matrimonio. «Quiero hablar de que esto no es ni será nunca un pecado, como les hacen creer», explica.
Los menores también sufren las consecuencias de una sociedad en desigualdad
Los menores no son ajenos a esta realidad. La desnutrición infantil afecta a más de la mitad de los menores de cinco años, y la elevadísima tasa de anemia alcanza al 75% de las mujeres embarazadas y lactantes. Estas cifras alarmantes reflejan un futuro comprometido para las nuevas generaciones saharauis.
A pesar de las adversidades, el feminismo saharaui continúa su lucha. La Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS), fundada en 1974, trabaja por los derechos de las mujeres y la igualdad de género.
Sin embargo, la corrupción y la falta de apoyo internacional dificultan sus esfuerzos. Las mujeres saharauis reclaman mayor transparencia, acceso a recursos y participación política para poder seguir desempeñando su papel esencial en la sociedad.
Lucha constante por un pueblo libre y en igualdad con el resto del mundo
Es imperativo denunciar la corrupción y la crisis humanitaria que sufren los refugiados saharauis tras 50 años de represión.
La reducción de la ayuda alimentaria, sumada a la falta de transparencia en su distribución, agrava el sufrimiento de un pueblo que depende casi exclusivamente de la asistencia internacional.
La comunidad internacional no puede seguir ignorando esta situación; es urgente implementar mecanismos de supervisión y rendición de cuentas que garanticen que la ayuda llegue a quienes más la necesitan y que se respeten los derechos fundamentales de las personas refugiadas.
Como familia acogedora de menores en los campamentos de Tinduf, con el programa «Vacaciones en Paz«, ponte en contacto con la Asociación Amigos del Pueblo Saharaui de Sevilla, para más información y así poner un granito de esperanza a estas familias.
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