Este 14 de enero de 2025, Estados Unidos anunció oficialmente la retirada de Cuba de su lista de países patrocinadores del terrorismo. La decisión se basa en la evaluación de que la isla caribeña no ha brindado apoyo a grupos terroristas en los últimos seis meses.
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El anuncio de la retirada de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo se produce en un contexto de acercamiento diplomático, pero queda en incertidumbre por la próxima llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Durante su primer mandato, Trump incluyó a Cuba en esa lista, lo que tuvo severas consecuencias financieras. Aunque algunos ven esto como un paso positivo, persisten interrogantes sobre cómo continuará la política de EE.UU. hacia la isla, especialmente con el retorno de Trump al poder.
Un avance limitado ante la persistencia de las sanciones
Cuba había sido incluida en esta lista en 1982, un movimiento que había obstaculizado sus relaciones diplomáticas y económicas con muchas naciones. La nueva medida de la administración Biden, que llega en medio de la liberación de más de 500 prisioneros en la isla, refleja un acercamiento que ha sido promovido por la comunidad internacional, incluida la mediación del Vaticano. Sin embargo, la retirada de Cuba de esta lista no implica un cambio inmediato en la política de sanciones de EE.UU., que continúa afectando gravemente a la población cubana.
Mientras algunos celebran este gesto como un paso hacia la normalización de las relaciones, otros señalan que las medidas punitivas aún vigentes siguen afectando el bienestar de los ciudadanos. Las restricciones económicas, comerciales y financieras que Cuba enfrenta continúan siendo una barrera significativa para su desarrollo y bienestar. De hecho, organizaciones internacionales han alertado sobre el impacto negativo del bloqueo, que sigue siendo una fuente de sufrimiento para millones de cubanos.
¿Sobrevivirá al regreso de Trump a la Casa Blanca ?
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se rompieron en 1959 tras la Revolución Cubana. Aunque bajo Obama hubo un intento de acercamiento, Trump endureció las restricciones en 2017. El gobierno cubano acusa a EE. UU. de ser responsable de la difícil situación económica en la isla, caracterizada por escasez de recursos y servicios esenciales.
Esta decisión plantea muchas preguntas. ¿Está EE.UU. dispuesto a ir más allá de los gestos simbólicos y ofrecer un alivio real a la población cubana? ¿Se trata de un avance genuino en el camino hacia la normalización de relaciones, o simplemente un movimiento calculado para mejorar su imagen internacional?.
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