El presidente Pedro Sánchez utilizó su intervención en la cumbre del G20 en Río de Janeiro para reafirmar el compromiso de España con la lucha contra la desigualdad y la emergencia climática.
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En un paso significativo, anunció la aportación de 400 millones de euros al Banco Mundial, destinada a apoyar a los países más vulnerables. Esta inversión supone un aumento del 40% en la contribución española, consolidando su papel como un actor clave en la cooperación internacional.
Enfrentando las desigualdades globales
Sánchez subrayó la gravedad de las crisis actuales, citando que más de 733 millones de personas pasan hambre, mientras que 712 millones viven en pobreza extrema. Para revertir estas cifras, defendió políticas progresistas como la implementación de un impuesto global a las grandes fortunas. También enfatizó el éxito de iniciativas nacionales como la subida del salario mínimo y el Ingreso Mínimo Vital, destacándolas como herramientas clave para la justicia social.
Cambio climático y derechos humanos: prioridades urgentes
El mandatario español instó a reforzar el Acuerdo de París y destacó la necesidad de una acción coordinada para limitar el calentamiento global, protegiendo a las comunidades más afectadas. «No podemos permitir que la transición ecológica profundice las desigualdades», afirmó, reiterando que el crecimiento sostenible debe estar basado en la equidad.
¿Podrá el G20 convertirse en un motor del cambio?
El liderazgo de España, junto a países como Brasil, pone en el centro la lucha contra las desigualdades y la protección del planeta. Sin embargo, queda la pregunta: ¿será suficiente para enfrentar los retos globales?
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