Cada año, miles de periodistas arriesgan su vida para exponer la verdad, pero ¿qué ocurre cuando sus voces son silenciadas? La justicia sigue sin alcanzarlos.
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Cada 2 de noviembre, el mundo recuerda a aquellos periodistas que, en busca de la verdad, han sido callados por la violencia. Este día marca la urgencia de proteger a quienes se atreven a revelar lo que otros intentan ocultar, arriesgando su vida para llevar información a la sociedad. Son voces que han luchado contra la corrupción, el abuso de poder y la violencia, y que ahora descansan en el silencio impuesto por aquellos que les temen.
La impunidad es dolorosa
La impunidad se convierte en el doloroso telón de fondo de estas tragedias. Casi nueve de cada diez crímenes contra periodistas quedan sin resolver, enviando un mensaje aterrador: la justicia no siempre alcanza a los que buscan ocultar la verdad. Es una deuda social y moral que permanece, un llamado constante a los gobiernos y organismos internacionales a que no olviden que, sin justicia, las puertas al abuso se mantienen abiertas.
Este día no es solo un recordatorio, es una promesa. Una promesa de luchar por la libertad de expresión y el derecho de la sociedad a saber. Es una jornada para honrar a aquellos que dieron todo en nombre de la verdad y para exigir que sus sacrificios no sean en vano.
La verdad debe brillar, y quienes la persiguen, jamás deben temer por sus vidas.