
Público/ElSolidario: Desde el 11-S basta una simple alegación de vínculo con el terrorismo para desactivar protecciones legales
Se cumple un año desde que comenzasen las protestas universitarias en Estados Unidos en defensa de Palestina. Todo comenzó en la Universidad de Columbia, donde una treintena de estudiantes levantaron una acampada en pleno campus de Nueva York. Durante dos semanas resistieron, hasta que la noche del 30 de abril, estando Joe Biden en la presidencia, la Policía irrumpió en el recinto y disolvió la protesta.
Otro caso tuvo lugar en la Universidad de California en Los Ángeles, donde partidarios de Trump atacaron a los estudiantes sin que la Policía interviniera, hasta que finalmente entró, pero para reprimir a los acampados.
El avance de Donald Trump
Este ataque contra la libertad de expresión se ha acentuado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Su Administración ha lanzado una ofensiva para silenciar a los movimientos estudiantiles, amenazando con retirar fondos a las universidades que permitan llevar a cabo protestas en favor de Palestina, alegando que esos actos son antisemitas. Desde el 11-S basta una simple alegación de vínculo con el terrorismo para desactivar protecciones legales.
El arresto más grave ha sido el del palestino Mahmoud Khalil, líder en Columbia, residente legal con tarjeta verde, actualmente detenido en un centro de Luisiana.
La Universidad de Harvard ha sido uno de los principales blancos. En abril, la Administración federal congeló 2.200 millones de dólares y canceló otra subvención de 2.700 millones. Según The Wall Street Journal, planea ahora recortar 1.000 millones destinados a investigación en salud, y el IRS estudia retirar su estatus de exención fiscal.
Además, el Departamento de Seguridad Nacional ha exigido registros detallados de estudiantes extranjeros antes del 30 de abril de 2025, una medida que acentúa la criminalización del activismo.
Mientras tanto, universidades como la de Texas han disuelto grupos de solidaridad con Palestina, y en Columbia, el departamento de estudios de Oriente Medio está bajo vigilancia directa. De este modo, el autoritarismo de Donald Trump se presenta como el último bastión de lo que algunos consideran la auténtica América.
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